Los invitamos en esta ocasión a descubrir a siete de los directores más importantes y representativos de la actualidad cinematográfica de Oriente, muchos de ellos figuras de orden internacional que pueblan nuestra página con muchas de sus obras.

A lo largo de todos estos años de trabajo, el cine ha ganado un lugar importante en Xiahpop, pues consideramos que es uno de los espacios del arte que nos permite de manera más fiel ilustrar esos rasgos insondables de la sociedad y del imaginario colectivo, dándonos también la posibilidad de dejar que la ficción haga lo suyo.

Bong Joon-Ho

Una sola llama puede quemar un campo entero” pronuncia uno de los protagonistas de “Snowpiercer” (2013) y sin saberlo resume en esa frase gran parte del mérito de este director. Bong Joon-ho comenzó tímidamente su tránsito por el mundo del cine luego de graduarse como sociólogo, y pese a su tibio debut con “Barking Dogs Never Bite” (2000), su primer largometraje, logró hacerse a fuerza de trabajo un nombre dentro de la industria cinematográfica contemporánea.

Más allá de que el reconocimiento del público y la crítica le llegó en 2006 con “The Host”, es con “Memories of Murder” (2003) donde concentra toda su pericia al momento de narrar y filmar. El thriller coreano le debe mucho a este film, pues en él se combinan todos los ingredientes necesarios para convertir una historia en un verdadero clásico. Es de esas películas cuyo final nos dejan en el desamparo y que merecen ser vistas una y otra vez.

Sion Sono

Quienes me leen hace tiempo, sabrán a esta altura que Sono es uno de mis directores preferidos. En algún momento lo consideré el fundador de un subgénero independiente, el “kawaii gore”, pero acotar su producción fílmica a ese único mote es cometer un acto de injusticia. La ductilidad para contar historias de diferente estirpe se convierte en una de sus mayores virtudes y la marca personal que imprime en cada una de sus producciones hace imposible que el espectador no se sienta interpelado.

Prolífico como pocos, en particular durante estos últimos años, cuenta en su haber con películas exquisitas como “Guilty Pleasure” (2011) , “The Land of Hope” (2012) o la furiosa “Why Don’t You Play In Hell?” (2013), pero creo que es con “Himizu” (2011) donde logra un equilibrio prodigioso de sus inquietudes artísticas. En plena recuperación luego del gran tsunami del 2011, Sono estrena esta película donde las miserias humanas conviven en tensión con la esperanza y el amor.

Kim Ki-Duk

Si hablamos del cine de Corea del Sur, encontramos en Kim uno de sus exponentes más importantes. Su obra, tan vasta como compleja, podría convertirse tranquilamente en una galería vital de los siete pecados capitales. Las pasiones se entrelazan de manera equivoca con los aspectos más sublimes de la existencia, y gran parte de sus películas no están exentas del horror, justo en el límite de lo abyecto.

Es difícil elegir un film entre tanta variedad, pero estimo que “3-Iron” (2004) es una película que representa de pies a cabeza el trabajo de Ki-duk. La usurpación clandestina de los ambientes vitales, da paso luego a un compromiso súbito (¿y acaso efímero?) entre dos almas en pena, habitantes en principio de mundos diferentes. “Spring, Summer, Fall, Winter… and Spring” (2003) es otras de esas “must see” que todo amante del cine no se debe perder, pues la belleza que encierra este film es indescriptible.

Jia Zhangke

El cine chino también tiene su lugar en nuestro espacio y este director, quizá uno de sus representantes más contemporáneos se convierte en un excelente mascarón de proa para explorar cuales son las inquietudes artísticas de la cinematografía actual del Gigante Rojo.

Confieso que Zhangke es uno de los directores que menos he explorado y el de más recientemente descubrimiento, pero bastó una sola de sus películas para comenzar a sondear un poco más su filmografía. “A Touch of Sin” (2013) es un crudo retrato de la China profunda, esa que para nosotros es todavía un misterio y que escapa de cualquier aproximación que intentemos hacer desde nuestra sociedad. La tensión entre lo urbano y lo rural se entremezcla con las paradojas del progreso y el arraigo de las tradiciones. Lo humano tiñe el film en cada una de las escenas y las contradicciones propia de la existencia mediocre, dan el toque final a una película en la que lo violento no es recurso, sino fundamento.

Takashi Miike

Estamos frente a quien en Argentina llamaríamos un “loco lindo”. Prolífico y polémico como pocos, Miike se ha convertido en un director al que no se le puede seguir el ritmo. Su obra es un laberinto de géneros y se pone sobre sí proyectos tan disimiles como live actions de populares anime y dramas históricos, siendo todo un maestro para representar la realidad de los yakuza y la esencia violenta de la mafia nipona.

He visto varias de sus películas y elegir una de ellas es en este momento una tarea incomoda, por lo que me quedaré con la última de ellas, “As The God’s Will”. Inspirado en el manga del mismo nombre, el film propone una aventura oscura y bizarra dentro de una escuela secundaria, donde un grupo de elegidos ha sido seleccionado para poner a prueba la escala moral de la humanidad. Con ingredientes propios de la cultura contemporánea y elementos característicos de la sociedad nipona, es un film que asegura un buen rato de entretenimiento.

Park Chan-Wook

Estamos frente a otro de los grandes directores contemporáneos. Poseedor de un estilo muy particular y artífice de films tan complejos como disfrutables, Chan-wook resume en su filmografía lo mejor de su generación. Con un trabajo en el detalle que lo destaca entre sus pares y una capacidad intuitiva para los giros del guion, sus películas por momentos parecen tener vida propia independientemente de la trabajada trama que las estructura.

Oldboy” podría haberse convertido en su “one hit wonder”, pero lejos estuvo de serlo, pues la denominada “Trilogía de la Venganza” se convirtió en un clásico en si mismo, una pieza fundamental del cine surcoreano de los últimos años. Su desembarco en Occidente con “Stoker” tuvo criticas dispares, pero la película protagonizada por Nicole Kidman deja traslucir la impronta obsesiva del director, siendo por su parte un buen plato de entrada para quienes se quieran sentar a la mesa de este lúcido cineasta.

Hayao Miyazaki

Concluimos este raconto con el grandioso Hayao, sin dudas, uno de los referentes más grande de la animación moderna e inspiración de generaciones enteras de artistas. Figura emblemática de Studio Ghibli, creó un mundo único, repleto de entrañables personajes y signado por historias de fantasía, donde la realidad encuentra un candoroso refugio. Promotor de un mensaje de paz y armonía y reconocido defensor del medio ambiente, en cada una de sus producciones siempre hay un mensaje que procura multiplicar sus valores e idiosincrasia.

Nuevamente es todo un desafío quedarse con una sola película, pero considero que “Mi Vecino Totoro” reúne el merito suficiente, no solo por ser el ícono del estudio de animación, sino también porque conjuga la esencia del cine de Hayao en cada una de sus escenas. La trabajada animación, la paleta de colores, la música de ambiente y el guión, hacen de esta pieza animada una verdadera obra de arte, un clásico capaz de nutrir los corazones de niños y adultos por décadas.

Espero que hayan disfrutado de este artículo. Siempre es grato compartir con ustedes este tipo de impresiones.