Pese a que mi interés por la Península se remonta ya a varios años atrás, Corea del Norte sigue siendo todo un misterio. Las noticias que aparecen día tras día logran sobrepasar el límite de la cordura y la duda surge como un antídoto para tratar de que la racionalidad recupere algo de terreno. El filtro por el que debemos pasar la información es muy delicado, pues por un lado tenemos a todo el aparato totalitario manejando los medios de comunicación, mientras que en el otro margen están los detractores del país del Norte que hacen lo posible para ensuciar al gobierno de Kim Jong Un.

Sabemos que el trato para aquellos que se atreven a desafiar al régimen es cruel e inhumano, e incluso un tonto error como el que narraremos a continuación puede costarte la vida. Con la finalidad de eliminar poco a poco a los oficiales de alto rango y evitar que el “germen disidente” se expanda en las altas cúpulas del gobierno, el Líder Supremo ha afilado la guadaña y hablando en criollo “no les deja pasar una”. En los últimos días se confirmó la ejecución de un nuevo funcionario, que en un raptus de inspiración y en pleno karaoke osó cambiar parte de la letra de “Nosotros somos el Socialismo”, una canción partidaria.

Aunque no trascendió la identidad del oficial caído en desgracia, se sabe que su camino hacia el cadalso comenzó cuando en lugar de pronunciar “Gracias a nuestro Partido” deslizó un “Gracias a su Partido”. A nosotros puede resultarnos un detalle tonto, pero al parecer por aquellas latitudes eso constituye una afrenta a la Republica. Suponiendo que solo se hubiese tratado de ese desliz, el funcionario selló su suerte cuando cambió “Odia a tus enemigos, ama a tu país” por “Odia a tu mujer, ama a tu amante. Asumir ese riesgo en una sesión privada de karaoke no debería ser la gran cosa, pero una vez que ofendes a la Nación, nada podes hacer para enmendarlo.

Lamentablemente para muchos de los que viven en la Republica Popular Democrática de Corea, el pelotón de fusilamiento suele ser la última imagen que se cruza frente a sus temerosas miradas, y un “atropello” como el comentado se paga con la vida. Se estima que estas ejecuciones tienen una finalidad aleccionadora, pero suponemos que cuando el miedo es el denominador común, no queda mucho más por hacer.

Fuente: en.RocketNews24.com / hiroshi@xiahpop.com