La frase que nos sirve de título es un dicho de larga data en el hablar popular, y al parecer es allí donde el Sol nace que adquiere una literalidad asombrosa. Ya sea por falta de atención, o por tener la cabeza en la Luna o una memoria bastante proclive al olvido, todos perdemos alguna cosa y por más nimia que sea se convierte en un dolor de cabeza al menos por unos segundos. Los papeles del auto, la llave de casa, una bolsa llena de ropa o nuestro libro preferido; todos esos objetos algún día se rebelan y escapan de nuestras manos para sentirse libres al menos por un rato.

El común de los mortales los puede dar por perdidos, pero al parecer Japón es la tierra prometida de aquellos que han perdido algo. Desde hace años los niveles de criminalidad han decrecido notablemente, valiéndole a este país del Lejano Oriente la calificación como uno de uno de más seguros del mundo. Dada esta sensación de seguridad ciudadana, los japoneses se han relajado un poco en cuanto a sus pertenencias y no hay día en el que no pierdan alguna de sus posesiones. Si no es un papel importante, es un accesorio de moda o un gadget con tecnología de punta. Sus reflejos para la alerta se han deteriorado un poco y son sus bolsillos los que pagan las consecuencias.

Sin embargo la preocupación les dura lo que un trago de sake, pues ya hace años que conocen un lugar en el que con altas probabilidades de éxito encontrarán su objeto perdido. Por un lado debemos destacar la natural tendencia del nipón a no meter sus narices donde no le corresponde, por lo que si ve algo de considerable valor perdido en la calle, probablemente ni se le ocurra levantarlo o a lo sumo lo pondrá a salvo en un lugar relativamente cerca al punto donde lo encontró. Desconocemos si es por miedo u honestidad, pero esta natural tendencia a no hacerse con lo ajeno se ha convertido en un reaseguro para toda la sociedad y la mayoría está de acuerdo en que así se debe proceder.

De todas formas ese no es el punto de esta nota, pues ya que hablamos de las virtudes del pueblo japonés, estamos de acuerdo en que la practicidad es otra de las características que vale la pena resaltar. Y es aquí que hacen su celebre aparición las kōban (交番). Se considera a la kōban como la unidad organizacional más pequeña de la policía, y en términos más ordinarios, las podemos describir como pequeños puestos policiales ubicados en cada uno de los barrios que conforman las grandes ciudades. Los tamaños varían, al igual que su utilidad, ya que generalmente se las utiliza para obtener instrucciones sobre direcciones, denuncias que requieran la rápida intervención de los efectivos y emergencias de distinto tipo. Sin embargo, una de sus funciones más celebradas es la de servir como punto de encuentro entre los preocupados dueños y sus objetos perdidos.

Desconozco si hay estadísticas oficiales al respecto, pero por lo que pude leer, la tasa de efectividad es bastante alta y casi todo aquel que acude a una kōban en busca de su pequeño tesoro extraviado, suele retirarse de la misma con una sonrisa. Más allá de que el funcionamiento de estos puestos no revista ninguna novedad, pues los hay en muchas ciudades del mundo y bajo otras denominaciones, lo que merece la pena ser destacado es la buena voluntad que hay detrás de su funcionamiento. Si la gente no se preocupara por devolver esos objetos a la kōban más cercana, todo el planteo estratégico de distribución y atención se vería inutilizado. Si ya lo sé, con estas lineas contradigo lo manifestado párrafos atrás, pero estamos hablando desde otra perspectiva que liga la colaboración estatal con la del ciudadano a pie.

Por eso querido lector, ya sabes: si alguna vez andas por Japón y perdés algo tan valioso como tu pasaporte o el Nº 1 de ese preciado manga que tanto te costó conseguir, quizá lo puedas encontrar en la kōban más cercana, donde la amable atención del servidor publico de turno y la honestidad del buen japonés, te harán reencontrar con esa pieza perdida. Y así, “Lost & Found” pasa de ser una linda canción a uno del los tantos ítems que engrosan la lista de cosas positivas del pueblo nipón.

¿Recuerdas haber perdido algo de significativo valor emocional u económico? ¿Cuál es tu actitud cuando te topas con un objeto perdido? Quiero que esas respuestas y otras anécdotas sobre el tema se hagan un lugarcito aquí debajo.

Fuente: DozoDomo.com / hiroshi@xiahpop.com