Nekojita ¡Hot Issue, Té verde y caprichos felinos!


Nekojita: Té verde y caprichos felinos. Se preguntaran que tiene que ver una cosa con la otra, pero prontito desandaremos la intriga.

La gastronomía tradicional japonesa, más allá de que ofrece platos deliciosos, también es una fuente diaria de conocimiento. Claro que comiendo sushi no vamos a revelar el sentido de la vida. Ni tampoco encontraremos el secreto de este indómito universo en un plato de tempura. Pero prestando un poco de atención podemos adquirir conocimientos simpáticos que sirven para nuestra formación cultural e incluso para la vida cotidiana.

Tomaremos el testimonio de Casey Bassel de Rocket News 24 y su experiencia durante su estadía en la casa de una familia de japoneses, para conocer un detalle que nos pareció muy simpático. Sabrán ustedes que es bastante corriente tomar una taza de té caliente después de la cena. Si hablamos de té, uno de los mas comunes es el té verde, servido generalmente calentito calentito. Nuestro amigo notaba que mientras sus anfitriones habían terminado hace tiempo con su taza, el seguía tímidamente dando sorbitos.

Esto le valió el apodo de “nekojita”, mote que le puso la dueña de casa y que toma su significado de la sensibilidad que tienen los gatos en su lengua al tocar cosas calientes. Este término se usa para designar a todas aquellas personas que tienen inconvenientes para comer platos calientes o tomar bebidas servidas a altas temperaturas. En la gastronomía japonesa y ni que hablar en la coreana, lo caliente (mucho muy) ocupa un lugar liminar y es por eso que muchos de los que no están habituados a esos platos someten a sus lenguas a un pequeño trauma. Claro que no es como besarle la cola al diablo, pero exagerados hay en todos lados.

Por supuesto que eso no es patrimonio exclusivo del té. En muchas variedades de sopas calientes con fideos, como el ramen o soba, el plato llega al comensal con el vapor a flor de piel e incluso con algunas burbujitas hirvientes. Por ejemplo, los cuencos profundos utilizados para el arroz en muchos restaurantes aseguran que el mismo se mantenga a temperatura durante toda la comida. Al igual que ocurre con platos como el okonomiyaki, que suele comerse segundos después de que abandona la parrilla, siendo un verdadero desafío para las lenguas con flojera.

Es preciso señalar que lo nekojita de nuestras lenguas nada tiene que ver con la genética o el funcionamiento de nuestro cuerpo. De hecho, como dato curioso, podemos afirmar que la boca es menos sensible al calor que otras partes del cuerpo. En la superficie de la cara o los dedos, por ejemplo, podemos encontrar hasta cuatro receptores de calor por centímetro cuadrado, mientras que a lo sumo encontraremos uno en el mismo espacio de nuestra lengua. Clara muestra es de ello cuando se derrama el café que estamos bebiendo, pese a no quemar en absoluto el interior de nuestra boca, lo sentimos arder sobre nuestra mano.

Por otro lado, parece que la clave está en nuestra educación alimenticia, incluso desde los primeros años de vida. Si tus padres enfriaban meticulosamente los alimentos y las bebidas antes de convidarte con ellos, seguramente tu tolerancia al calor se encuentra disminuida, aversión que claro se manifiesta en nuestra adultez. En el campo de lo empírico está demostrado que muchos de los nekojita son primogénitos, es decir los primeros niñitos mimados a los que las madres y abuelas cuidaban con mayor esmero o mas alarmas.

Pero vamos a lo practico…Si disfrutas del té y no queres quedar en ridículo frente a tu compañía, compartimos una técnica que suele ser efectiva en la mayoría de los casos. Aparentemente, aquellos que son nekojita toman las bebidas calientes con la lengua extendida. Está comprobado que la parte mas sensible es la punta, por lo que el inmediato contacto de la sustancia con ese punto nos comunica sin interrupciones el calor.

Para evitar esa sensación, entonces, debemos presionar la punta de la lengua sobre el lado trasero de nuestros dientes de abajo, impidiendo así que el liquido entre en contacto con esa zona. Una bocanada de aire frío va a sumar alivio a la ingesta y seguramente nos permitirá disfrutar del té como un verdadero nativo. Por fortuna no tengo el problema de la lengua sensible, pero creo que me vería muy ridículo poniendo esto en practica.

Contanos tu experiencia con las bebidas calientes. ¿Sos un nekojita? Sea cual sea tu condición, te invitamos una taza de té (¿o preferis café?) y…Attamaru!!!!

– Fuente: RocketNews24.com / hiroshi@xiahpop.com