[Cine Coreano] “Haemoo” de Shim Sung-Bo


El pasado domingo concluyó una nueva edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, evento que todos los años convoca a directores, actores, profesionales de la crítica y público en general a pasar 9 días dedicados exclusivamente al cine. Todos están de acuerdo en que el Festival de este año tuvo un nivel excelente en cuanto al material proyectado y la respuesta de la audiencia como era de esperar, estuvo a la altura de las circunstancias. Mi experiencia personal en este sentido fue igual de gratificante, pues tuve la posibilidad de ver películas que me enriquecieron de múltiples formas, conociendo nuevas propuestas y ampliando el horizonte de mis gustos. Una de ellas, la elegida para el último día de proyecciones fue “Haemoo” (해무) de Shim Sung-Bo, película que ansiaba ver y que a continuación reseño.

En notas anteriores, habíamos hablado un poco sobre la trama de este film que transcurre en altamar. Inspirada en una historia real, Haemoo ubica su núcleo narrativo en la tripulación de un barco pesquero de mediana altura que realiza sus labores cerca de las costas de Yeosu, en el sur de la Península. Estamos en 1998 y las condiciones económicas luego de la denominada “crisis del FMI” aun no son las mejores. El capitán del barco, interpretado por Kim Yun-Seok, se ve entonces frente a una gran disyuntiva: vender el barco y así saldar todas sus deudas o comenzar a navegar por las turbias aguas del tráfico ilegal de inmigrantes y generar ingresos extras para sacar a flote su penosa situación financiera. Preso de las circunstancias, opta por la segunda opción, elección que minutos más tarde oficiará de catalizador del contenido dramático de la película.

Haemoo, como toda historia que toma a un barco como único escenario, tiene el desafío de lograr una conjunción equilibrada de los distintos elementos que entran en escena. La recreación de la vida del hombre de pesca se logra en cada uno de tripulantes, perfilando en cada uno características que permiten ilustrar a un pescador prototípico. En igual sentido, el océano se convierte en protagonista y contribuye a crear el clima que cada momento de la película necesita. Cuando las cosas se tornan más oscuras, la rudimentaria reacción de los personajes se vuelve en otros de los factores sobre los que se apoya la propuesta narrativa de Shim Sung-Bo.

Pronto el capitán descubre que la carga que le toca llevar no es nada fácil, pues el tráfico de personas no es tarea para cualquiera y requiere de ciertas condiciones que escapan de la habitual pericia con el timón. A la antigua usanza, el capitán Kang se reconoce entonces como la autoridad máxima en altamar, territorio en donde las leyes no llegan y la palabra de quien está al mando del barco es la única que tiene validez. Poco a poco la situación se va tensando y casi sin advertirlo, Haemoo nos deposita en un punto de no retorno, sumiéndonos en un espiral de violencia que nos dejará sin aliento hasta el final. Lo que en primera instancia pretendía ser un drama con contenido social se convierte en un verdadero thriller, fiel a los mejores exponentes del cine coreano.

En Dong-sik, personaje interpretado por Yoo Chun, reposa gran parte del protagonismo. De hecho, si lo vemos de manera cuantitativa, la tensión dramática de Haemoo está dividida por partes iguales entre él y el personaje de Kim Yun-Seok, siendo el resto del elenco una extensión de esta confrontación. Por momentos Hong-Mae, una de las inmigrantes ilegales, desplaza el centro de la acción a la construcción de un vínculo amoroso (tan intenso como poco creíble) con Dong-sik, pero no hay mucho más que eso. En el film presenciamos entonces el enfrentamiento entre dos formas totalmente opuestas de ver la vida, primando en una de ellas la piedad y la compasión y en otra una tendencia maquiavélica a lograr el todo por el todo, paralelo a un arrebato de locura.

Haemoo, tal como indica su presentación en distintos Festivales internacionales, es una de las grandes películas del año, no solo por el merito de su director y guionista, quién ya se había lúcido secundando a Bong Joon Ho en “Memories of Murder”, sino por la contundencia de la historia y la tarea interpretativa llevada a cabo por el elenco. Elegida como la representante coreana para participar como “Mejor Film Extranjero” en los próximos Oscar, la película de Shim Sung-Bo es recomendable en todo sentido, convirtiéndose en una experiencia angustiante pero que no deja de entretener.

Por hiroshi@xiahpop.com