Estoy vivo y algún día voy a morir. Una vez muerto, se acabó todo. Ya no existiré más. Por eso, uno debe ser responsable de todo lo que hace. Esa gente de Aum ¿entenderá el concepto de responsabilidad? ¿Comprenderá cómo nos sentimos las víctimas?

Nos ubicamos en Tokio, es el lunes 20 de marzo de 1995.

El año fiscal está por terminar, y hay más trabajo que nunca, el metro como siempre pasa en las mañanas, está a reventar de gente.

Estas parado, apretado por la multitud, no hay asientos disponibles y no los habrá hasta haber pasado muchas estaciones.

Mientras piensas en lo mucho que tienes que hacer una vez llegues al trabajo, llega a tus narices un olor extraño, como a disolvente.

Pronto tu nariz empieza a gotear, te arden los ojos, te cuesta trabajo respirar y comienzas a ver oscuro.

Le echas la culpa a un resfriado o una alergia y te bajas del tren para continuar tu camino hacia el trabajo pero ya es muy tarde. Tienes nauseas y apenas puedes mantenerte en pie, todo da vueltas y no puedes ver, entonces pierdes el conocimiento.

Todos estos síntomas que te acabamos de describir, lo vivieron centenares de personas durante el ataque con gas sarín en el metro de Tokio, donde trece personas perdieron la vida.

De Novelista a Periodista

Haruki Murakami salta de su trabajo de novelista a entrevistador para traernos una increíble y detallada recopilación de testimonios de personas que sobrevivieron al ataque de gas sarín e incluso de algunos ex miembros de la secta Aum Shinrikyo, responsables de este triste hecho.

Durante meses, Murakami y su equipo, se encargaron de contactar a cuantas víctimas del atentado pudieron. En sesiones que duraban varias horas, Murakami los escuchaba en silencio mientras ellos narraban como vivieron esos angustiantes momentos.

Entre los testimonios encontramos jóvenes y ancianos, trabajadores de metro, asalariados, estudiantes, personas e incluso un extranjero que no pensaron ni por un momento que ese lunes, estarían luchando por sobrevivir.

Un vistazo intimo a la sociedad japonesa

Las personas que accedieron a ser entrevistadas, lo hacen sin miedo, abriendo su corazón y dejando ver todos sus miedos, enojos y dudas.

A través de este libro, observamos las debilidades de un país que a simple vista, nos parece muchas veces perfecto.

Pero donde ese lunes 20 de marzo, muchas personas resultaron intoxicadas debido a que policía, doctores y personal de metro no tenían ni la mínima idea de cómo actuar ante un ataque así, a pesar de que meses atrás, habían sido más que advertidos con el incidente Matsumoto, donde más de 200 personas resultaron intoxicadas y 8 murieron, por el mismo gas que su uso en el metro.

Conocemos un Japón donde las personas se aferran a llegar a su trabajo a pesar de los evidentes síntomas de envenenamiento.

Un Japón que recibió un ataque de donde menos se lo esperaba, de su propia gente.

Un libro obligatorio para todo aquel que quiere ver una cara más profunda de Japón y su gente. Para sensibilizarnos con todas las victimas de cualquier ataque terrorista e intentar entender de qué manera un hombre que proclamaba poseer la verdad absoluta fue capaz de convencer a sus seguidores de dañar a su propia gente en busca de la purificación del mundo.