Hace unos días, salió a la venta el remake de uno de los juegos más icónicos de los noventa, Resident Evil 3: Némesis, que llegaría a Norteamérica el 11 de noviembre de 1999 para PlayStation. Pero antes de jugarlo, me gustaría recordar cómo fue jugarlo por primera vez hace 20 años.

Cronológicamente, el juego nos situaba solo un par de meses después de los incidentes ocurridos en la Mansión Spencer que habíamos visto en Resident Evil  y Resident Evil Zero. En esta nueva entrega tomábamos el control de Jill Valentine, miembro del equipo especial S.T.A.R.S., en su lucha por escapar de Raccoon City después de que ratas infectadas por el Virus-T de Umbrella Corp. convirtiera en zombis a todos sus habitantes de la ciudad.

Sin embargo, la tarea no será para nada sencilla, Jill será perseguida por un nuevo prototipo de Tyrant, llamado Nemesis-T Type, que fue enviado por Umbrella para acabar con los miembros de S.T.A.R.S. como un intento de evitar que la verdad sobre la compañía saliera a la luz.

Instantáneamente, este juego se convertiría en el favorito de los seguidores de la saga gracias a su envolvente historia, su perfecta combinación de acción-aventura y survival horror, y desde luego, uno de los enemigos más icónicos de los videojuegos, Némesis. En cuanto a su jugabilidad, el juego fue muy parecido a sus antecesores, pero nos presentó una mecánica completamente nueva que nos permitía modificar la trama y obtener múltiples finales según la toma de decisiones que hiciéramos en momentos críticos. ¡Ah, sí! Y explosiones.

La primera vez que lo jugamos, llegamos corriendo de la escuela, insertamos el disco en nuestra “Play” y observamos detenidamente las cinemáticas, esperando el momento para tomar el control del personaje. Corrimos por las calles de Raccoon City mientras disparamos a los zombis y cerberus, como aprendimos en los dos juegos anteriores, ya teníamos experiencia. Desciframos el pequeño acertijo del encendedor para avanzar a la siguiente zona, miramos detenidamente las cinemáticas cuando abríamos una puerta.

¡Nada nos detenía! Nos abrimos paso para llegar al Departamento de Policía de Raccoon City, ingresamos por aquella reja oxidada, de pronto, una cinemática daba inicio, no hubo nada que nos preparara para lo que seguía. Némesis hacía su entrada matando a nuestro compañero Brad, acto seguido, debíamos tomar nuestra primera decisión, enfrentarnos al monstruo o entrar al edificio. Por supuesto, la mayoría tomamos la tercera opción, apagar la consola, abrazar nuestras piernas y quedarnos en posición fetal de tremendo susto que nos metió (admitámoslo, todos lo hemos hecho alguna vez).

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Después de procesar lo que había sucedido, repetimos todo una vez más, y era ahí donde se decidiría el tipo de jugador que serías en el futuro: el tipo que se lanza de cabeza contra todo, o el que piensa las cosas antes de lanzarse de cabeza contra todo. ¡No hay más!

Si Némesis no te persiguió por todo Raccoon City, no tuviste infancia. Y es que la verdad, así fue, muchos de nosotros aprendimos a correr en círculos gracias a este juego, mientras poco a poco íbamos conociendo nuestro miedo y mejorando nuestras armas para nuestra batalla final contra Némesis y descargarle todas las municiones que recolectamos por habernos hecho apagar la consola recién comenzamos.

Era un juego que daba tanto miedo volver a jugar, pero lo hacías de todas formas porque habías olvidado algo o simplemente eres masoquista. Lo demás, ya es historia; pero esos sustos nunca se olvidan, igual que el primer zombi que vimos en el primer Resident Evil, ¡cómo olvidarlo!

Esa fue mi historia jugando por primera vez Resident Evil 3: Nemesis hace ya 20 años. Ahora cuéntame tú, ¿cómo fue la primera vez que jugaste este clásico?

Fotos: Capcom | Redacción: Nora Almazán | © 2020 Todos los derechos reservados a Xiahpop®