El día de hoy empezaremos a recorrer los clásicos del cine japonés y su historia, desde su época dorada en los años 50 hasta su actualidad en la que su cine animado ha conquistado el mundo.

El cine japonés tiene una larga y rica historia. Desde la Edad de Oro de los 50s hasta el anime de los últimos años, revisitamos grandes obras maestras esenciales para cualquier amante del arte y de la cultura japonesa. 

Continuamos con nuestra serie de notas dedicados a grandes obras del cine japonés, esta vez con películas de los ’70 y ’80 que fueron más allá de los cánones tradicionales.

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Toshio Matsumoto “Bara no Sōretsu (Funeral Parade of Roses)” 1969

Clásicos del cine japonés de los años ’70 y ’80

Un grupo de jóvenes que parecen salidos de la Factory de Wahol ve una película experimental, fuman y bailan:

“Todas las definiciones de cine han sido borradas. Todas las puertas están abiertas ahora” dice uno citando a Jonas Mekas y condensa el espíritu de esta obra prima de Matsumoto. En el centro de la historia se encuentra Eddie, interpretada por el ícono queer Peter (o Pita), que se disputa con Leda por el amor de Gonda, el dueño del bar donde trabajan.

La línea temporal es irrumpida por momentos de la infancia de Eddie y fragmentos de entrevistas al elenco. El entrevistador se dirige a ellas como “reinas” y les pregunta por sus sueños, sus futuros, sus identidades. Estos paréntesis de carácter documental crean un efecto de distanciamiento al mejor estilo brechtiano, que nos obliga a distanciarnos de la ficción para poder observarla de forma más crítica.

A esto se le suma secuencias aceleradas, planos solarizados, globos de diálogo, fotogramas congelados.  Bara no Sōretsu rompe con todas las convenciones y se convierte en un precedente del cine experimental, no sólo en Japón sino en el mundo.

Shūji Terayama “Den-en ni shisu (Pastoral: to die in the country)” 1974

Clásicos del cine japonés de los años ’70 y ’80

Dramaturgo, poeta, director, fotógrafo… Shuji Terayama fue uno de los grandes artistas de la escena artística japonesa de los 60s y 70s.

Pastoral, como varias de sus obras, gira alrededor de la pérdida de su padre en la Segunda Guerra Mundial y de sentimientos encontrados hacia su madre. Ambientada en la escena rural de la prefectura de Aomori, un inocente Terayama de 15 años se encuentra con su versión adulta, que posee una visión del mundo mucho más pesimista y cínica, y que está haciendo una película sobre él. Lo que intenta Terayama no es revisitar el pasado sino reflexionar sobre la memoria.

“El dinero que perdemos y el dinero que encontramos 5 días después no es enteramente el mismo” le dice un amigo, citando a Borges. La carga de artificio que le agregamos al recuerdo se encuentra reflejada estéticamente, con una paleta saturada y filtros multicolores.

El ambiente es inquietante y por momentos, grotesco. Y resulta aún más potente acompañado por la música de J. A. Seazer, que mezcla rock progresivo con cantos budistas y corales de niños que exclaman “¡Madre, por favor muere!” 

Nobuhiko Obayashi “Hausu (House)” 1977 

Clásicos del cine japonés de los años ’70 y ’80

Eran finales de los 70s y Tiburón se había estrenado hace poco. La compañía Toho, viendo semejante éxito de taquillas, le encomendó algo similar a Nobuhiko Obayashi. ¿Pero qué podría hacer que creara un medio semejante?  Desprovisto de ideas, recurrió a su hija Chigumi de 7 años;  y a partir de sus miedos y fantasías, nació Hausu.

La historia relata la visita de siete chicas a la casa de la tía de una de ellas, que resulta estar encantada. El resultado no fue bien recibido por los críticos y tuvieron que pasar años para que se convirtiera en la película de culto que es hoy.

Obayashi, que había trabajado en el cine experimental y en comerciales publicitarios, mezcló un poco de ambos mundos. El resultado fue un viaje lisérgico visualmente abrumador hecho toscamente con chromas, que el crítico Chuck Stephens condensó elocuentemente como una obra maestra moderna de “le cinéma du WTF”.

Si bien Hausu se presenta como un film de horror con elementos de fantasía y comedia, es un género en sí mismo y el mejor exponente de la singularidad estética de Obayashi.

Akira Kurosawa “Ran” 1985

Clásicos del cine japonés de los años ’70 y ’80

La historia de Ran, ambientada en el Período Sengoku (siglo XVI), está basada en una mezcla del relato de Motonari Mori – un señor feudal cuyos tres hijos son admirados por la honradez de su vínculo filial – y Rey Lear de Shakespeare.

Ran – generalmente traducido como caos – se encuentra entre las películas tardías de Kurosawa donde se puede ver un tono pesimista en su mirada hacia el mundo. En Ran, todo intento de reconstituir la paz es imposible, la naturaleza del hombre con su deseo insaciable de poder es más fuerte. Y finalmente, ese mismo hombre (Hidetora) termina siendo víctima de la violencia que él mismo cultivó.

Kurosawa cuenta que mientras hacía Ran se preguntaba cómo vería Buda o Dios – en caso de existir – a la humanidad, permaneciendo atascada en un círculo de violencia absurdo. En sintonía, cuando el bufón maldice a los dioses, el general le responde “¡No maldigas a los dioses! Son ellos los que lloran. En todas las épocas nos han visto seguir el camino del mal, incapaces de convivir sin matarnos. No pueden salvarnos de nosotros mismos.” 

Katsuhiro Ōtomo “Akira” 1988

La exploración de las máquinas y su lado oscuro en la literatura japonesa tiene una larga historia, pero es en la animación donde suele tener una singular fuerza, género comúnmente rebajado a un producto infantil.

Según el crítico Paul Wells, las “estructuras profundas” propias de la tecnología de la animación poseen una particular capacidad para representar de forma auto-reflexiva (lo posible) de la tecnología y convirtiéndose por lo tanto, en un terreno fértil para la ciencia ficción.

Akira es un hito por ser una de los primeros filmes en explorar estos temas. Tal como en Gojira (Godzilla) – aunque de forma mil veces más oscura –,  en Akira resurgen las memorias y los miedos de las bombas atómicas.

Ya desde el primer plano vemos una explosión nuclear y nos sitúa en un escenario futurista con un (Neo) Tokyo en ruinas. Un miembro de una pandilla de motociclistas llamado Tetsu colisiona con un niño que es parte de un proyecto secreto del gobierno. A partir de allí, comienza a desarrollar poderes psíquicos que pondrán en peligro a toda la humanidad.

En la próxima nota vamos a conocer filmes destacados de los años 90 y 00 del cine japonés.

Fuente: Robot Ghosts and Wired Dreams (1.a ed.) | Film International | panorama-cinema.com | Akira Kurosawa | The Warrior’s Camera | Alternative Japanese, Unspeakable Acts. Honolulu, Hawaii: University of Hawaii Press | criterion.com | lwlies.com | Redacción: Florencia Copertari | ©2008-2020 XiahPop | Todos los derechos Reservados | All Rights Reserved