Kazuo Ishiguro: el consuelo de lo bello


Son curiosas las maneras en las que descubrimos a un nuevo autor. No recuerdo muy bien como fue que Kazuo Ishiguro apareció en mi vida, pero tengo la certeza de que fue consecuencia de una suma de casualidades. Cuando hechos tan disimiles entre sí conducen a un mismo camino, lo podemos interpretar como una señal o un guiño del destino.

Saben que en este sentido disfruto mucho abriendo las puertas de la literatura japonesa, quizás la más popular de Asia. Por ese motivo comparto con ustedes una breve idea de lo que podrán encontrar en la particular obra de Ishiguro.

Comencemos con algunos datos biográficos de Kazuo Ishiguro

Su nacimiento lo fechamos el 8 de noviembre de 1954, en Nagasaki; ciudad que todavía se recuperaba de la barbarie atómica por lo que había sometida. Hijo de un oceanógrafo y una devota ama de casa, se mudó a Inglaterra junto a su familia en 1960, con tan solo 6 años. La familia se estableció en Guilford, donde su padre comenzó con las labores en el Instituto Nacional de Oceanografía. Fue en esa región donde vivió toda su infancia y se educó. Al concluir sus estudios secundarios, tomó un año sabático en el que se dedicó a recorrer América del Norte. En 1974 comenzó su carrera universitaria en Kent, graduándose en 1978 en Ingles y Filosofía. A partir de ese momento comenzó a tomarse en serio la escritura de ficción, ganando un importante premio de escritura creativa en 1980. En 1982 se convirtió en ciudadano británico.

Obra de Kazuo Ishiguro

No hay nada mejor que la obra de un autor para conocer los detalles de su vida. Los invito entonces a que hagamos un breve repaso por la misma, reparando en aquellos libros que fueron claves en su crecimiento como escritor.

En 1982 se publica su primera novela, “A Pale of View Hills”.

Esta primera historia se centra en Etsuko, una joven japonesa que luego de casarse resuelve acompañar a su marido a Gran Bretaña, donde comienzan una nueva vida junto a su hija mayor, Keiko. Una serie de sucesos trágicos convierten a Etsuko en una mujer solitaria, y la novela ahonda principalmente en el dialogo de la protagonista con Niki, la hija menor de la pareja. En ese intercambio constante de ideas, Etsuko relata parte de su vida y las diversas experiencias que la llevaron a ese punto. Una novela intimista, con un profundo contenido sentimental y con Japón puesto en el horizonte, casi como un sueño lejano.

Luego de la publicación en 1986 de “An Artist of the Floating World”, donde se cuenta la historia de posguerra de un artista japonés, Isihuro escribe “The Remains of the Day”, la novela con la que obtendrá reconocimiento internacional.

En esta novela, Ishiguro recurre nuevamente a la narración en primera persona, centrando el hilo narrativo en Stevens, un mayordomo que recapitula su vida a partir de lo escrito en su diario intimo. Una historia de amor silenciada por los años sirve de excusa para la aparición de la señorita Kenton, en torno a la cual girarán gran parte de las confesiones de este mayordomo. Ambientada en la II Guerra Mundial – época que está bastante presente en la obra de este escritor- , la historia narra una serie de frustraciones e imposibilidades. Una vida de servicio a un amo que no lo merece y una historia de amor inconclusa. Sin dudas esta de una de las piezas más delicadas de Ishiguro y en la que pone de manifiesto todo su talento para construir historias que calen profundo en la conciencia de sus lectores.

Más allá de que progresivamente fue “despegándose” de su herencia cultural en las primeras novelas, Japón es una constante en la literatura de este autor.

Quizás ustedes se preguntaran porque me ocupo de un escritor británico que solo tiene un apellido y nombre japonés. Tal vez conociéndolo un poco más entiendan mis motivos. Ishiguro abandonó su país a los 5 años, para no regresar sino hasta el año 1989, en oportunidad de un viaje promocionado.

En una entrevista con el gran escritor Kenzaburo Oe, Ishiguro explicó que más allá de que sus dos primeras novelas tengan fuertes lazos con Japón, todo es producto de su imaginación, ya que no tuvo contacto directo con esa cultura. Cuenta que creció con una imagen muy fuerte de ese país en su cabeza; un país con el que no sabía muy bien porque tenia lazos emocionales tan sólidos. Cuando se le pregunta acerca de la influencia de su herencia oriental en su literatura el contesta:

“No soy todo un ingles, pues me crié con padres japoneses en un hogar donde se hablaba japonés. Mis padres, como no sabían cuanto tiempo iban a estar en Inglaterra, se preocuparon siempre de mantenerme en contacto con los valores japoneses, Mi formación es distinta, y es por ese motivo que esas diferencias se traducen en mi obra. ”

Llegamos a un punto en el que es preciso comentar el libro por el cual lo conocí; la novela que me cautivó.

“Never Let Me Go”, publicada en 2005,  desarrolla sus primeros capítulos en la vida en un internado perdido en la campiña inglesa.

No sabemos muy bien la época en la que transcurre la acción, pero algunos indicios nos permiten ubicarla en los últimos años de la década del 60. En este colegio pupilo, niños y niñas comparten horas de clase con momentos de esparcimiento, pero todo bajo un rígido sistema de reglas. La autoridad es primordial y la relación con los docentes, más allá de que se funda en un vínculo de confianza, tiene tintes autoritarios.

Desconocemos detalles sobre las familias de los jovencitos que allí pasan sus días e ignoramos las particularidades de la vida existente fuera de esa gran casona en Hailsham. Ishiguro, más allá de que se maneja en el genero de la distopia, logra imponer su estilo en cada una de las líneas y pone esmerada atención en los vínculos que se gestan entre los protagonistas.

Microrelatos de amor cruzado en un mundo que se presenta gris y algo confuso. La nostalgia y la melancolía se convierten en ingredientes fundamentales de los últimos capítulos, aunque comienzan a mezclarse con la intensidad de las pasiones cuando promedia la novela.

La revista TIME la consideró la mejor novela del 2005 y fue incluida en la lista de las 100 mejores novelas de habla inglesa en el periodo 1923-2005.

Esas distinciones, a la vez que las múltiples nominaciones a premios literarios, hablan sin dudas de la calidad del relato.

Con características propias de una novela de iniciación, en la que conocemos el devenir de un personaje a lo largo de los años, “Never Let Me Go” es una excelente entrada al mundo de Ishiguro. A través de Kathy H. y la relación con sus amigos, Tommy y Ruth, nos comprometeremos con un relato en el que descubriremos un secreto que se acepta naturalmente, pero que en su esencia es desgarrador.

Cuando concluimos con su lectura, algunas preguntas quedan rondando en nuestra conciencia.En el 2010, “Nunca me abandones” tuvo su adaptación cinematográfica en manos de Mark  Romanek, con  Carey Mulligan, Keira Knightley y Andrew Garfield en los roles protagónicos.Tuve la oportunidad de ver la película en el cine, y a diferencia de lo que suele suceder con las adaptaciones cinematográficas de novelas populares, el resultado es más que respetable ya que se conserva la esencia de la obra original. El director, conocido por haber estado a cargo de grandes videos musicales, impone su carácter en la realización y crea un ambiente ideal para el desarrollo de la historia.En relación con sus últimos trabajos, debemos destacar una serie de relatos reunidos en “Nocturnes”(2009).Los 5 relatos incluidos en esta obra tienen como denominador común  la relación existente entre la música y la noche. Historias de juventud, amores no correspondidos y otros temas similares se confunden en las páginas de este libro.Llegado a este punto, no los quiero distraer más…

Ya me han leído demasiado, y prefiero que ocupen ese tiempo en conseguir un libro de Ishiguro. Nuevamente los invito a leer la obra de este delicado autor. Quizás muchas de sus líneas nos contagiaran tristeza y angustia, pero no hay nada oscuro en ello.La obra de Kazuo, más allá de los matices de la niebla, es siempre luminosa y cándida.Si tienen la posibilidad de leerlo en ingles, aprovéchenlo. La lengua inglesa no suele ser mi preferida a la hora de la lectura, ya que la siento fría e impersonal, pero con este autor descubrí tonos y colores que con otros escritores no había experimentado.Comiencen por donde prefieran, pero comiencen…