Yasuo y Sachiko: Amor sin límites


San Valentín está cerca y más allá de las trivialidades y el tono superficial que este día supone, podemos aprovechar para conocer esas historias que le dan verdadero fundamento a un sentimiento tan complejo como el amor. En este caso traemos un testimonio en el que se confunden la tragedia y el amor, pero que nos da un cálido mensaje sobre la trascendencia de los verdaderos vínculos.

La región de Tohoku en Japón aun se recupera del tremendo terremoto y tsunami que sacudió la zona en el 2011. Cuando el agua retrocedió, no solo quedó al descubierto el desastre edilicio sino que cientos de historias de victimas fueron descubiertas. Ya pasaron casi tres años de la tragedia, pero varias son las personas que aun figuran como desaparecidas. Mientras las autoridades redoblan sus esfuerzos para dar una correcta atención a este asunto, un hombre de 57 años ha decidido emprender la búsqueda de los restos de su esposa por su cuenta, iniciando una aventura en las profundidades del mar.

Yasuo Takamatsu trabaja como conductor de autobuses en la ciudad de Onnagawacho, una localidad situada en la Prefectura de Miyagi, una de las regiones más castigadas por el tsunami. Aquel desafortunado 11 de marzo de 2011, Sachiko, su esposa, estaba cumpliendo sus tareas habituales en la sucursal local del Banco Shichijushichi. Tal como surgen de los testimonios, cuando la enorme ola llego a la ciudad el gerente del banco ordenó a todos sus empleados que se refugiaran en la azotea, lugar en el que fue vista Sachiko por última vez. Luego del tsunami, 12 empleados fueron declarados fallecidos o desaparecidos, sumándose la mujer de Yasuo a esa desafortunada lista.

Tras el desastre, Takamatsu pasó gran parte de su tiempo buscando a su mujer por los alrededores, principalmente en la zona en la que fueron encontrados los cuerpos de sus compañeros de trabajo. Sus esfuerzos fueron en vano pero eso no hizo mella en su fuerza de voluntad. El verano anterior, luego de ver la denodada tarea de la Guardia Costera, Yasuo tomó la decisión de ir un poco más allá. “No quiero dejar esto en manos de los otros” explicó “Iré por mi cuenta a buscarla en el océano”.

El deseo de Takamatsu lo llevó hasta High Brigde, una tienda de la ciudad vecina de Ishinomaki especializada en equipos de buceo. Su sorpresa fue mayor cuando descubrió que también ofrecían clases profesionales de esta disciplina, poniéndose como objetivo obtener una licencia de buceo. “La primera vez que me sumergí en el mar me asusté mucho” recordó el hombre de Onnagawacho. “Apenas puedes ver lo que hay a tu alrededor” expresa como la primera impresión que recibió al bajar a las profundidades de la costa. Sin embargo y enfrentando sus temores, decidió seguir con el estudio, obligándose a sumergirse al menos una vez al mes.

Su determinación dio sus frutos, cuando luego de rendir el último examen escrito del curso recibió la noticia de que lo había aprobado. Legalmente calificado o no, este tipo de misiones de búsqueda no son recomendadas para buzos solitarios. Por eso, para ganar horas de práctica Takamatsu se sumará a las operaciones de remoción de escombros que los integrantes de High Bride realizan de manera voluntaria en la costa de Miyagi. Una vez que sume las horas necesarias, Yasuo emprenderá la misión más importante de su vida.

No sabemos cual será el futuro de esta aventura, pero las palabras de amor de este hombre no hacen más que darnos una muestra del verdadero valor de esos vínculos que ni el tiempo puede romper. “Ya vuelvo a casa” fueron las ultimas palabras que Takamatsu recibió de su esposa. Quizá Yasuo dedique todo lo que le resta de vida a dar verdadero sentido a esa frase que aun resuena en su corazón, pero solo él sabe cuanto vale la pena.

Fuente: RocketNews24.com / hiroshi@xiahpop.com