Con los pre-candidatos a mejor película de animación anunciados, seguramente muchos de ustedes decidieron echarle un ojo a aquellas películas que están nominadas y aún no han visto. Una de las nominadas ha sido Ancien and the Magic Tablet, también conocida como Hirune Hime: Shiranai Watashi no Monogatari ó Napping Princess: The Story of the Unknown Me.

La historia de Ancien

 

Kokone vive sola con su padre, quien trabaja reparando autos en un pequeño pueblo. Cuando duerme, Kokone comienza a soñar con un viejo cuento que su padre solía contarle sobre una princesa de nombre Ancien que usaba su tablet para hacer magia. Pero cuando su padre es arrestado y un tipo misterioso comienza a buscar a Kokone para quitarle una vieja tablet, ella se da cuenta que el cuento puede tener un significado oculto.

¿Ancien and the Magic Tablet se merece un Óscar?

En pocas palabras: No.

Y no me malentiendan, es divertida y perfecta para pasar un rato, pero le falta ese algo que se necesita para dejar huella en el corazón.

Kenji Kamiyama es el director que nos entrega una animación increíble con colores brillantes y música de piano como excelente compañera, por si fuera poco, incluso tenemos un poco de acción mecha. El punto débil es que la historia tiene muchos momentos lentos que llegan a desconectarte y te disuaden de seguir viéndola. Es como si la película no tuviera definido un objetivo especifico.

La historia es una trama que ya se ha visto antes, una chica que vive una vida común y corriente, es sorprendida por un acontecimiento que la lleva a descubrir sus verdaderas raíces, por parte de un familiar muerto del que no conocía casi nada.

La película puede fácilmente perderse entre todas las que lanza Japón cada año. Y entre sus contrincantes, se ve como la más débil.

Recomendada para un público pre-adolecente, con un mensaje sobre lo importante que es la familia.

De todas maneras, siempre invitamos a nuestros lectores a verla y darnos su opinión sobre el filme. Sobre gustos no hay nada escrito.