Ataque de los Titanes (Shingeki no Kyojin) como triple metáfora.
Bestial y agresivo, Ataque de los Titanes (Shingeki no Kyojin), no sólo puede pensarse como una obra maestra anime, sino también, como una metáfora de lo que a veces sucede, por decir a veces, en algunas de las estructuras que nos rodea: la social, la filosófica y la psicológica.
¿Puede el anime ser incluido en nuestras vidas desde otro ángulo? ¿Puede el anime provocarnos pensamientos nuevos, más de los que ya nos provoca?
Estos han sido los grandes interrogantes que han comandado mi mirada otaku desde pequeño. Instrumentalizar al anime, como móvil de pensamiento.
Sólo les traigo, aburridas formas de relacionar anime, con obras del pensamiento.
Shingeki no Kyojin, una de las obras anime más impactantes y emocionantes, no sólo por su diseño y por su atrapante estilo steampunk, sino también por su historia, trama y simbología.
Curiosamente, la antigua Grecia -cuna de la cultura occidental como la conocemos- se había dedicado a través de su mitología a relatar las hazañas y los conflictos entre Titanes. Raza de poderosos dioses, Urano, -el cielo- y Gea, -la tierra-. Cuenta la leyenda, que nacieron doce titanes primordiales, los cuales representaron como sus padres, a doce sustantivos crucialmente importantes para el alma de los griegos.
El Océano, la Inteligencia, las Manadas, “Lo anterior al Sol”, el Ancestro Humano, la Cosecha, la Corona de Oro, la Memoria, las Leyes, el Mar y la Vista.
Las hazañas de los Titanes como sus conflictos, fueron narrados por un Hesíodo en “Teogonía.” Más tarde, se conoció vía oral la “Titanomaquia” también conocida como “Guerra Titánica”, en cuyos relatos se explicaban las batallas y estrategias a los que los Titanes se enfrentaban, matándose, aliándose, perpetuándose.
Los nórdicos y los asirios también cuentan con relatos como estos en sus historias, con titanes como protagonistas de sus aventuras.
¿Qué lugar ocuparon los seres humanos frente a esto? Pues bien, nada.
Los seres humanos, tras estos relatos: nacieron más tarde. Una vez terminada la saga entre los los Titanes, ellos fueron encerrados en los más profundo del Inframundo.
Zeus los derrotó, y aliados con los cíclopes y otros Olímpicos, los encarceló. Lo humanos lo único que pudieron hacer más tarde, fue horrorizarse de su fuerza. Terremotos, movimientos sísmicos pequeños, tempestades, hechos insólitos eran atribuidos a ellos.
Lo humanos, explicaron las vicisitudes trágicas de la tierra, a través del mito de los titanes encerrados.
Si agudizamos la mirada hacia las Ciencias de lo Humano, “Shingeki no Kyojin” nos ofrece tres vertientes para reflexionar sobre amplias cuestiones.
Shingeki no Kyujin como metáfora social
¿Acaso existe algo más palpable, que los muro de María, Rose y Sina, para poder explicar las políticas utilizadas por los humanos desde antaño? ¿De qué nos hemos protegido todo este tiempo?
La estructura que Isayama propone para pensar el último escondite humano, tiene la particularidad de la circularidad -nada más seguro de proteger que un círculo- pero el detalle que impacta, es la espectacularidad de los muros:
“Las murallas permitieron que los humanos vivieran en paz durante poco más de cien años, hasta que un supertitán de sesenta metros y uno acorazado de menor tamaño lograron atravesar la muralla Maria, lo que permitió la invasión del resto de los titanes y una nueva catástrofe para la humanidad.”
Así dice el capítulo 1 del anime. Imposible me resulta evitar la teorización de Michel Foucault al respecto, los muros sirven para controlar el cuerpo.
¿No fueron y son, los muros de de la antigüedad y los actuales como en EE.UU. o Israel, sinónimos de estos muros edificados por el miedo? ¿De qué se resguardan?
La estructura de la ciudad que nos presentaba Isayama, a su vez, posee la metáfora de las tres famosas clases sociales en Occidente:
• Clase Baja: contenida exclusivamente por María.
• Clase Media: contenida por María y Rose.
• Clase Alta: contenidad por María, Rose y Sina.
A modo de representación los sectores son más vulnerables o los sectores más acomodados en nuestras sociedad de los Titanes, que en nuestra era, lamento informar, no son más que: el desempleo, la inseguridad, el sistema de salud público o las calamidades de nuestra era. Sienten sus efectos con la misma fuerza que Eren, Mikasa y Arwin lo sintieron en el anime.
La clase alta, encerrada dentro del micro-cosmos de Sina, maneja poder, poder en tanto conocimiento, en tanto información. Pierre Bourdieu, tradujo el capital marxista a un capital simbólico, que tanto como el primero, es útil y tiene un valor crucialmente importante para la interacción entre los sectores que conforman una sociedad.
El Intra-muro de Sina manejaba información, información en tanto materialización de poder.
¿Por qué siempre resulta así, incluso hasta en los anime?
Shingeki no Kyujin como metáfora filosófica
¿Por qué los humanos nos encerramos? ¿Qué nos asusta? ¿Qué nos provoca esa sensación de terror?
La filosofía siempre nos ha acreditado a pensar diversas problemáticas de la condición de hombre como tal.
¿Qué nos diría la filosofía si pensamos en las coordenadas que abrió Shingeki no Hyojin?
La obra de Isayama nos muestra el miedo, el terror y el gore que se genera tras el encuentro con lo diferente. Los altos muros y el terror de los aldeanos del último rincón humano nos demuestra que existe un pavor a algo muy particular: al mal. El mal como objeto de que nos viene desde afuera, siempre desde los otros, desde el exterior.; muy pocas veces desde nosotros mismos, desde el interior. Por lo menos, el imaginario genera esto.
Ya el viejo Platón se había animado a hablarnos al respecto: el mal es aquello que no participa en la Idea del Bien. La partición polar que él creo sobre el mundo, al dividirlo en: “el mundo sensible” del “mundo de las Ideas”, anexo en ellas, particularidades estéticas. Así, todo lo-malo es propiedad exclusiva del mundo sensible.
Las sensaciones nos traen un spoiler del mal, una incomodidad imposible de reacomodar. Los Epicúreos, mucho más orgullosos de su existencia en el mundo sensible, crearon toda una práctica en relación a evitar el mal, a través de la evitación de movimientos incómodos. Así, los Escépticos prefirieron desmentir, como los Estoicos ser apáticos.
El mal siempre rondó entre nosotros, y siempre nos invadió.
Existe el mito de que Prometeo, Titán amigo de los mortales, honrado principalmente por robar el fuego de los dioses y darlo a los hombres para su uso y posteriormente ser castigado por Zeus por este motivo. La mayoría de los filósofos han considerado, que en este mito, lo que Prometeo les obsequia a los mortales, no es más que el conocimiento y la posibilidad del tiempo. El conocimiento implica acontecernos como mortales, lo mortales que somos: ¿Acaso Grisha Jaeger no representaría la desgracia del conocimiento? Eren motivado por una pasión desbordante por ir más allá de los muros, le agrega la herencia que se nos legó de la luz que Prometeo robó para nosotros: la ambición. Prometeo ha permitido explicar a través del mito, el peso que tiene la razón de saberse ser, como mortal, como finito, como un pequeño frente a un Titán, o la muerte.
¿No representa Levi en su obsesión por la limpieza, esta necesidad de alejar lo sucio, lo incómodo, lo molesto, el mal?
Perfecto en sus movimientos, representaba el bien en su práctica. Todo lo hizo bien, eso generó en nosotros la imperiosa necesidad de admirarlo. Correcto, golpeó salvajemente a Eren en su juicio. Levi representa la belleza del Bien, o eso me animaría a decir, como novato.
A su vez, el mal siempre termina por irrumpir entre nosotros. Como una sorpresa que nos mutila la sensibilidad. Nadie pudo escapar del impacto generado por Annie Leonhardt. Annie es la contraparte de Levi dentro del anime: El mal vino desde dentro. Jugó el cruel papel de la verdad, de lo que no-se-puede-esconder. Representando la impotencia frente a lo posible, Annie lo encarnó orgullosa, osada y fría: Nos hizo morir de frío, tanto como lo hacen las desgracias.
¿Cuántas veces hemos sentido en nuestro interior y en nuestro superior, que a la batalla en nuestra vida a veces la ganada nuestra Annie-interior y otras, nuestro Levi-interior?
Shingeki no Kyujin como metáfora psicológica
El tedioso Sigmund Freud, le dedicó en su “La Interpretación de los Sueños” del 1900, una nota al pie de página a los “Titanes de la Saga” para representar en ellos, lo que nos venía desde el interior. Lo que nos hacía tambalear. Explicando los procesos oníricos y deletreando su primera instancia del aparato psíquico con el cual trabajaría después, pensó en los Titanes como aquellos representantes de las fuerzas inconscientes que exclamaban a diestra y siniestra, ser resueltos. Estos Titanes en Freud, son los deseos.
Los deseos como los Titanes, pugnan por ingresar a toda fuerza al interior del aparato, atravesar Sina y llegar al castillo, para que el Rey se entere de lo que sucede. Esto implica un gasto de energía, implica fuerza, implica incomodidad: Los muros deben ser atravesados, como sea. El Reino monta guardia en los muros, contrata personas, levanta las censuras y nada ingresa en el caso más favorable para el imaginario del centro. Cuando los Titanes poseen demasiada fuerza o encuentra la manera de ingresar, como lo hizo Annie, la sorpresa en ominosa. Una vez mostrada la existencia del Titán o del Deseo, de allí, la angustia, de allí, el lapsus, de allí, el tropiezo en el habla, el error en el recuerdo, la traición de la memoria que que nos impide recordar algo, o el sueño y su manisfestación en imágenes y sonidos muy vivenciados.
¿De qué manera, podremos convivir con nuestros propios Titanes?
Si alguien posee la receta, tener a bien, avisarme. Es que tengo Sina sitiada por extraños y encantadores Titanes que me provocaron escribir esta presumida nota.