Los invito a subirse conmigo a la máquina del tiempo para reencontrarnos con el clásico de nuestra infancia Mi Vecino Totoro. Una película en la que el paso de los años no hace más que darnos la posibilidad de encontrar detalles igual de bonitos.

“Mi Vecino Totoro” (Tonari no Totoro) nace con la historia de dos pequeñas hermanas y su padre, frente al comienzo de una nueva vida. A causa de la convalecencia de su madre por una enfermedad crónica, la familia decide mudarse a una antigua casa ubicada en un entorno rural. Con el entusiasmo que solo encontramos en esos primeros años de nuestras vidas, las pequeñas Mei y Satsuki comienzan a descubrir los secretos que se esconden en la casa y así también los del bosque que la rodean.

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Nuevos personajes, patrimonio de los tradicionales cuentos para niños comienzan a aparecer, convirtiéndose en amigos y protectores de las pequeñas. “Los duendes del polvo” (makuro kurosuke), esos pequeños animalitos negros que viven en los rincones oscuros, serán los primeros en percatarse de la llegada de las pequeñas, y el primer contacto que ellas tengan con ese mundo fantástico. Nani, su anciana vecina, será quien las guie en esta nueva aventura y las acompañe. Kanta, su vecinito, más allá de su parquedad, será un compañero importante durante la película.

Cuando pensamos en esta historia, no nos queda ninguna duda: es uno de esos relatos que están hechos del mismo material que los sueños.

Algunos la definen como una de las obras más personales de Hayao Miyazaki, aquella en la que podemos rescatar por completo la esencia de su trabajo en los Estudios Ghibli.

Escenas mágicas que nos remiten a nuestros recuerdos más dulces. La sonrisa de nosotros como pequeños intenta dibujarse en nuestro rostro ya educado por los años y se refleja en nuestra pantalla, cada vez que algo nos sorprende. Es una invitación a recuperar la inocencia de nuestra infancia, en la que podemos volver a ser niños de nuevo.

Las protagonistas merecen un párrafo aparte. Mei, la más pequeña, representa el desenfado, la curiosidad por todo. Es la pequeña exploradora, la que todo lo descubre, la que se pierde para adivinar los secretos del bosque. Nunca para y contagia esa alegría. Su hermana Satsuki, apenas mayor, se muestra como una pequeña protectora, no solo de la pequeña sino también de su padre (un profesional universitario, hombre entusiasta que demuestra cada vez que puede el amor por sus hijas)

Totoro (en sus tres manifestaciones) se ha convertido en la imagen del estudio, y me animo a decir que es uno de los peluches más populares en todas las casas de Japón y el resto del mundo. Es  imposible no someterse a la ternura de ese colosal animal, torpe, dormilón, pero con un corazón enorme. Cada una de sus apariciones despierta en nosotros la necesidad de abrazarlo.

La dulzura de los personajes convive con el detalle amargo de la enfermedad. Pese a la cruda enfermedad de su madre (detalle autobiográfico de la vida de creador), las niñas no pierden la esperanza de volver a estar con ella, y cada visita al hospital se convierte en un pequeño paseo, quizás su preferido. La convalecencia de su madre, también convierte a Satsuki en la mujer de la casa, convirtiéndose en la protectora de su pequeña hermana y adquiriendo rasgos de notable madurez.

A su vez, esta película de animación nos permite conocer el Japón rural de mediados del siglo XX. Los arrozales dominan la escena, y la exuberancia de la naturaleza se manifiesta en cada uno de los cuadros. Las costumbres de los que allí también viven aparecen todo el tiempo, la amabilidad de la gente del campo. Una oportunidad para conocer ese Japón unido a la tierra, a lo ancestral. La comunicación entre el ser humano y la naturaleza es constante durante todo el desarrollo de la trama, encontrando en los fenómenos climáticos un mensajero sumamente eficaz.

El soundtrack es otra de las pequeñas joyitas de esta película. Melodías simples, canciones pegadizas que nos hacen doler la panza de la ternura. Quizás sea todo muy edulcorado, pero tenemos permiso para sentirnos así de contentos cuando escuchamos el opening o el ending de la película, ya que nos transporta inmediatamente a ese pequeño mundo de fantasia.

La magia es otra constante en nuestro film. Nos invita a no perdernos detalles, a descubrir en cada sonido o imagen una nueva oportunidad para sonreír o maravillarnos. Miyazaki apeló a toda su sensibilidad para crear una verdadera obra maestra.

Esta película se ha convertido en la insignia de los estudios, y en el promedio de su producción fílmica, nos ofrece una clara muestra de lo que tiene para dar. Si nos remontamos tiempo atrás, encontraremos obras fundacionales, y si nos acercamos más en el tiempo, no es necesario que les cuente con lo que nos encontramos. Seguramente tendremos más noticias de este estudio en otras entradas, pues es uno de mis favoritos y cada película me ofrece la oportunidad de recuperar lo más puro de nuestra esencia.

Una película pequeña, sencilla, con la grandeza que encontramos en todo aquello que desde la simpleza nos genera tanta variedad de emociones. Capaz de generar sentimientos diversos en grandes y chicos, esta película es un clásico destinado a estar presente en el corazón de mucho de los que la vimos. Si todavía no tuviste la oportunidad, te invito a que aproveches cualquier ratito para hacerlo.

¿Dónde encontrarla? Por tratarse de una película tan popular, la podemos encontrar en diferentes sitios en cualquiera de sus versiones (descarga directa, online, torrent), aunque sin dudas es una película que vale la pena comprar, por todo lo que ella implica. Les recomiendo la versión subtitulada, ya que las que están disponibles en su mayoría son dobladas al español europeo (y muchas veces resulta incomodo para nuestros oídos). Ante cualquier duda, y no solo para esta película sino para otras tantas que he comentado, los invito a que me agreguen como amigo en XiahPop, así puedo ayudarlos desde mi comentario.

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