Anime: Esa increíble necesidad de fusión
Artículo dedicado a mi amada prima Paola Spadaro, gran admiradora de la idea de fusión con el otro. Soñadora y guerrera del amor.
Dada la distancia entre mis viejos artículos y éste, he podido investigar algunas cuestiones relacionadas con lo que llamo afectivamente el “frikismo”. A lo largo de todos estos años de manga y anime, hemos dado cuenta de la maravillosa técnica de fusión (especialmente en el género que implica lo sobrenatural):
¿Qué decir de la fusión? ¿Y qué decir del discurso de cada mangaka y su anime frente a esto? ¿Y qué valor tiene esta idea de fusión en nuestra era? Tal vez no hablemos más que de dos cuestiones: Amor y (si tenemos suerte) de política.
Insisto en seguir indagando la potencia cultural creativa del género. Si en este intento nos volvemos más serios y profundizamos la visión un poco.
Ficciones y un poco más.
La Gran Nación Otaku siempre se ha enfrentado a una vieja querella (¿Los manga/anime son meros entretenimientos, son objetos de puro ocio, se los puede tomar seriamente?) deberemos referenciarnos en alguna posición que haya trabajado y honrado la naturaleza de lo ficticio y devuelto la consistencia de ser objeto digno de alguna especie de estudio.
Wolfgang Iser nos brinda indirectamente, la importancia de lo que nos capta: (El manga, el anime y los videos juegos) “presentan una realidad como sino existieran (Iser lo expresa en relación a las ficciones) pero eso no significa que no lo hagan”. Aplicándose para todas aquellas realidades ficticias, tanto sean de un anime, manga u otras, ya que pueden propiciar cambios realmente no-ficticios en sus lectores o usuarios.
Jacques Lacan, hablará sobre la importancia de la función de “desdoblamiento de la propia función personal” lo que quiere decir, que quienes construyen su fantasma (guión imaginario que escenifica un deseo inconsciente) pueden crear sustitutos sobre los que se dirigen, de forma semejante a como lo hacen los creadores literarios en sus obras. Nicolás Uribe Aramburo comentará: “Lacan observa el hecho de que en las producciones fantasmáticas del neurótico y del artista estos sujetos no se implican directamente allí sino que lo hacen por medio de sustitutos que los representan”.
Sentir un gusto por el anime o por el manga no es inocente. Ni por quién lo hace, ni por quién lo consume: ¿Qué trasmite Oda cuando encastra One Piece? ¿Por qué un sujeto “x” sostiene ver y habitar la vida ficticia de Shaman King o Toradora, por ejemplificar? ¿Por qué existen personas a las cuales capta el anime y por qué existen otras, inmunes? ¿Por qué miramos anime y qué nos instala para siempre, si es que instala?
Existen varias viñetas que se repiten históricamente en el género, una de esas es la maravillosa idea de la fusión entre dos o más personajes. Podríamos sugerir maternal.
Pregunto: ¿El anime ha instalado o ha reforzado en nosotros, la promesa de la fusión con el otro como acto de amor-plenitud o como estrategia comunitaria? ¿La fusión con el otro es una promesa o es una regresión?
“La fusión es sólo una táctica barata que hace que las gemas débiles sean más fuertes: Dejen de hacer el ridículo ¡Ya vi lo que realmente son!” grita Jaspe.
Por fusión se entiende del lat. fusio, -ōnis. Acción y efecto de fusión o fundición o como unión de intereses o ideas. La fusión nos ha sorprendido en varias de las experiencias audiovisuales en manga o anime en tres grandes grupos.
El primero como condición para la socialización de poderes en común en pos de la generación de un poder superior, el segundo como símbolo de la correspondencia de un vínculo en alto grado -imaginariamente hablando- complementario y el tercero, aquellas fusiones que son del orden del desencuentro, mediados por la violencia, accidentes o poder.
Si consideramos a la creación y a su sostenimiento de las obras de manga-anime como recursos literarios estos pueden propiciar todo tipo de modificaciones, entendiendo la realidad ficticia como creadora o habilitante de la creación de nuevas experiencias.
Del primer tipo de fusiones que nombre, aquella ligadas a cuestiones políticas o bélicas, son las famosas fusiones suscitadas en Dragon Ball especialmente cuando un “mal exterior” amenaza la humanidad. También en la unión de zords de los Super Sentai o los occidentales Power Rangers, coincidiendo en la misma problemática lineal (sólo lineal) de la lucha entre el Bien y el Mal. Más que Bien y Mal, me interesa esclarecer la idea de poder y la idea de invasión. Todos los finales de arcos de Digimon coinciden con estas características, como también la “fusión de almas al 100%” en Shaman King, la clásica fusión de las 5 cartas que conforman a “Exodia, el Prohibido” en Yu Gi Oh! Siendo uno de los sellos del relato del anime esta particularidad.
https://youtu.be/K2ZlC5bNsSE
Del segundo tipo de fusiones que nombre, las que implican un vínculo afectivo más íntimo y la que se basa en la noción de amor, las más intensas y de las que se tiene particular admiración, un ejemplo claro es el vínculo Fausto VIII y Eliza en Shaman King, donde la negación a la muerte de su esposa lleva a Fausto a llevar el vínculo a un nivel superior mediado por la necromancia o el vínculo de gran intimidad entre Killer Bee y Hachibi en Naruto Shippuden, donde la gran correspondencia permite incluso una aceitada alternancia en materia de discursos y cuerpos. También agrego un dibujo animado occidental (pero terminado en Corea del Sur) del que seguramente todos sepan como Steven Universe de Rebecca Sugar (la cual ha demostrado la enorme influencia del anime en su opera prima), especialmente en la figura de Garnet, fusión de Zafiro y Rubí.
https://youtu.be/0G8h4lbg-og
Y las fusiones del tercer tipo que implican un encuentro con el desencuentro con el otro, accidentes, manipulaciones, fusiones que implican un orden de conflicto, violencia o inestabilidad, mucho más humanos en materia de que están atravesados principalmente por la noción de poder de uno de sus integrantes frente al otro o la noción de desencuentro en los mismos. Grandes ejemplos del mismo son Nina Tucker como quimera o Orgullo devorando a Gula (justamente a Gula) en Fullmetal Alchemist Brotherhood, Cell absorbiendo al Androide nº 17 y al Androide nº 18 en Dragon Ball Z, Kabuto Yakushi introduciéndose restos de Orochimaru en Naruto Shippuden o fusionando el cadáver de Madara Uchiha con el rostro de Hashimara Senju, también los Gauna de Sidonia no Kishi. Una de las diferencias en relación a los anteriores tipos de fusiones, es que aquí encontramos siempre la función de devorar al otro, poseerlo, tomarlo y reducirlo a objeto.
https://youtu.be/GGHSkNS4WsQ
Pero pudiendo diferenciar la fusión de la construcción de una escena donde un personaje habita una armadura o robot (al viejo estilo mecha) donde la función de la armadura o del robot o de la bestia que lo recubra es defensiva, a suerte de exoesqueleto. Noto que allí encontramos los adjetivos que cada autor desnuda sin querer, acerca de las características de sus protectores en sus inicios (más que nada, adjetivos acerca de consideraciones sobre sus madres. Madre en tanto función materna, no consanguínea necesariamente, aquel primer continente de protección diferenciando al Padre, una figura que en la suerte de la neurosis, es interventor del terreno materno).
Es este momento maravilloso momento donde la obra habla por el autor, sin que el autor lo imagine:
¿Por qué según Hideaki Anno los Evas de Evangelion no son simples mechas (robots) para sus pilotos, con riesgo de descontrol a cada instante y con un núcleo de misterio sobre sus esencias? ¿Por qué los robots mágicos de Las Guerreras Mágicas de las CLAMP no representan tantos conflictos para sus pilotos, incluso representarían una amable voz tácita o consejero supremo? ¿Por qué el robot de la Bokurano de Renji Oki encierra a esos niños en una trama melancólica, sacrificial y tanática? ¿Por qué algunos mechas/robots/androides que recubren a ciertos protagonistas o personajes son obedientes, sin opinión, meros Elefantes-Guerreros-Psíquicos-Ancestrales?
Diferenciamos mechas mecánicos de mechas biológicos (pendiente para otro artículo). La obra del creador se desprende de él, pero susurra sus consideraciones acerca de la vida.
A su vez el afán interpretativo llega a un límite, a una auténtica diferencia entre realidad y ficción, donde un astronauta sin un equipo apropiado, moriría; mientras que imaginar, dibujar, escribir y darle movimiento a un androide, robot, mecha u otro equivalente exoesqueleto simbólico, implicaría una función (en términos psicoanalíticos) del fantasma.
Estas pequeñas obras de arte han educado a generaciones tras generaciones en la forma de considerar muchas cosas y en una suerte de sedimentación representacional, oficiada primero por el papel escrito (historieta, cómic, manga) y encontrando su mayor expresión en la era visual, primero con el cine, la televisión ancla este mismo proceso y finalmente internet lo universaliza.
De esta sedimentación representacional y sus huellas dejadas en la sensibilidad de la infancia, podemos considerar sus efectos (Y recalco la importante del anime en la infancia, especialmente en base a dos preguntas: ¿Por qué se considera a los dibujos animados sólo para niños? ¿Qué rasgo del dibujo determinó su condición de infantil?).
Fantasías animadas de ayer y hoy.
La materialización audio-visual permanente de estas obras (identidad del manga, anime y artes visuales) permite guardar en la memoria y en los ordenadores miles y miles de imágenes que, según el espectador, guardan personal y hondo significado.
De estas imágenes que puedo definir como aquellas relacionadas a la fantasía de fusión.
Esta imagen recurrente nos permite dar con la idea de fantasía entendida como “guión imaginario en el que se haya presente el sujeto y que representa, en forma más o menos deformadas por los procesos defensivos, la realización de un deseo. Actividad creadora que anima un mundo imaginario. La fantasía presenta distintas modalidades: fantasías conscientes, sueños diurnos, fantasías inconscientes y fantasías originarias”.
La fantasía de fusión con el otro es una de las más añejas, siendo incluso por lo general, un acto de amor, poder o correspondencia total. El mismo Platón reflexionó sobre la correspondencia con el otro y el origen del amor en su antiquísimo libro “El Banquete”, el cual es un diálogo platónico compuesto hacia el año 380 a. C. Esta obra, junto al Fedro, conformó la idea de amor platónico. Entre los que dialogan existirá un orador, Aristófanes, el cual dirá:
“Eros es el dios más beneficioso. Es el protector y médico de los hombres, cura los males que impiden la felicidad. En un principio la naturaleza humana era distinta, hubo un tiempo en que la tierra estaba habitada por personas esféricas con dos caras, cuatro piernas y cuatro brazos. Tres sexos existían entonces: el masculino, descendiente del sol; el femenino, descendiente de la tierra y el andrógino, descendiente de la luna, que participaba en ambos. Como eran tan poderosos querían escalar al cielo a luchar contra los dioses, y por ello, Zeus los dividió en dos mitades, convirtiéndolos en seres incompletos y condenándolos a anhelar siempre la unión con su mitad perdida. A partir de ahí, hacían esfuerzos por encontrar a su otra mitad, y cuando se encontraban no querían separarse la una de la otra. Los hombres que provienen de andróginos aman a las mujeres, y las mujeres a los hombres. Las mujeres que provienen de las mujeres primitivas, aman a las mujeres. Y los hombres que provienen de los hombres primitivos aman a los hombres. El amor es el deseo de encontrar esa mitad que nos falta.
Coincidiendo con la misma lógica, en el capítulo nº 33 de Dragon Ball, el maestro Roshi cuenta que inicialmente las 7 esferas del Dragón fueron una sola gran esfera, la cual dividida por “el enojo de Dios” tras la crueldad humana; recordándonos también al origen del Juubi en la saga de Naruto donde la Diosa Conejo se fusiona con el Dios Árbol con el fin de obtener todo el chakra existente, más tarde dividido por uno de sus hijos en las 9 Bestias de Cola. La lista continúa, las fusiones y sus respectivas particiones nos llevan a pensar un origen mítico.
La experiencia humana está hecha en el desencuentro con el otro, mediado por la palabra. La fantasía de fusión encuentra su expresión en este tipo de arte donde (re)crea y fija una promesa por la correspondencia o una promesa de poder. Ambos conducen al lugar de lo indeterminado, de la fusión (¿conducen a la madre pre-edípica?)
Antes se hablaban de “medias-naranjas” o mitades que se reencuentran; hoy la promesa de reencuentro de refugio se encuentra en las necesidades de fusión, de socialización de poderes, de búsqueda de un “Player 2” para cada “Player 1”. El saber antiguo vuelve (¿Se trata entonces de una “fantasía originaria”?), retorna, aunque sea en forma de anime, de una historia, de una historia que prometa que seremos correspondidos y amados:
Porque tanto el amor como el poder sólo obedecen a dos condiciones: Necesitar algo y que exista un otro.
(No sólo) fantasías animadas de ayer y hoy.
Cuando hablamos de fusión, hablamos de amor .
Cuando pensamos en el “fantasma“, nos referimos a la naturaleza discursiva e imaginativa de la memoria no ligada en oposición a la realidad, concepto traicionero para el psicoanálisis). Entendemos así una escena imaginaria que dramatiza un deseo siempre inconsciente; por ello, siempre que hablemos de arte, tal vez, no sólo hablemos de sublimación, sino también del fantasma del autor. Existirán algunos autores que podrán dar en el clavo de fantasmáticas universales, y el de otros, le supondrán algunas singularidades propias. Siempre el sujeto del creador estará comprometido, ya que el guión del fantasma lo ubica en un lugar de protagonista, no necesariamente como el líder de la historia del manga/anime/video juego, sino más bien, protagonista en tanto crea al narrador, crea sustitutos. Labor artesanal escucharlo e interpretarlo.
Pero pese a estas singularidades, la importancia aquí radicaría en las identificaciones que a su público propicia.
Volviendo a la lógica del fantasma y a la posición lacaniana al respecto, especialmente en la función protectora del fantasma y compara la escena fantasmatizada con la imagen detenida sobre la pantalla cinematográfica; así como es posible detener una película en un cierto punto para evitar una escena traumática que viene a continuación, siendo la escena fantasmática una escena que vela la castración. Uribe Aramburu recuerda que Lacan expresa que “se trata pues de que el fantasma sirve de protección frente a la angustia al darle una certeza estabilizadora imaginaria a las situaciones dramáticas, pues allí es otro quien padece los dramas asegurando el narcisismo del yo“.
Asegurando el narcisismo del yo, en este caso en particular, muchos de los autores apuntan a la fusión, que por lo general media un marco de amor, siendo el amor “un fantasma ilusorio de fusión con el amado, fantasma que sustituye la ausencia”, pero siendo este mismo “fantasma de unidad con el amado” lo que mata al deseo, el cual necesita de la falta, de que algo falte. Ciclo del agua narcisista. Por ello el Juubi en Naruto necesitará mil veces más volver a surgir, sólo para volver a partirlo, hacerlo faltar siempre en nueve veces cada vez. Lo mismo con la Mítica Primer Esfera del Dragón en Dragon Ball.
La diferencia radica ahora, aquellas situaciones que no ameritan la condición del amor para la fusión: ¿Qué del poder? ¿Qué del abuso del mismo? Hablamos del narcisismo (vedette de nuestra era), vuelvo a insistir en un párrado de Uribe Aramburo: “Lacan observa el hecho de que en las producciones fantasmáticas del neurótico y del artista estos sujetos no se implican directamente allí sino que lo hacen por medio de sustitutos que los representan. De igual forma observa que los sujetos se representan el mito edipico mediante un desdoblamiento del otro, por lo que es posible encontrar en las fantasías edípicas sustitutos del padre. En ese sentido forja el término de “cuarteto mítico”, donde el yo y el objeto son sustituidos por otros personajes que los representan y permiten darle trámite a los aspectos agresivos de la relación narcisista con los objetos edípicos“, de aquí que la fusión suscitada entre el perro y Nina Tucker y Fullmetal Alchemist Brotherhood esté vinculado con el objeto y no con el sujeto, de la misma forma que fusiones suscitadas a la fuerza, con sádica oralidad, como son los casos de Gula del mismo anime o Cell en Dragon Ball Z, sus objetos son fusionados con ellos a la fuerza; implicándose otras funciones más complejas.
La cuestión es que ninguna obra ha logrado expresar el afán de fusión como el capítulo 25 de Evangelion, donde se dará este estremecedor diálogo:
“Empieza la Instrumentalización que convertirá todo en nada“ dice el narrador.
Escena siguiente, Gendo Ikari dice con su dureza tradicional: “Incorrecto. No es un regreso a la nada. Es simplemente (como si fuera poco) un regreso al estado inicial. Es sólo el regreso al útero básico que perdimos hace tanto. Almas y mentes se unirán para alcanzar el equilibrio eterno. La meta final no es más que eso”. Sus frases aparecen entrecortadas por escenas de los cadáveres flotando de Ritsuko y Misato.
Escena siguiente, Misato Katsuragi pregunta enojada “si eso es instrumentalización” y Ritsuko Akagi responderá: “Hay un vacío en la esencia de nuestra alma. Una sensación de carencia que persigue al hombre desde su primer pensamiento. En nivel básico, el hombre ha estado consciente de la oscuridad que radica en su mente. Ha tratado de eludir ése vacío y el miedo a sus causas, y el fin de sus logros es llenar ése vacío“. Pero eso no queda sólo ahí. Misato increpa: “¡¿Y aplastas la mente de todos para llenar los huecos?! ¡¿Quién te asignó como supervisor de la Humanidad?!”, a lo que Ritsuko gritará: “Y es exactamente como querías que fuera”.
Éste diálogo, como la escena en la que la Humanidad es fusionada en el líquido LCL (fluido ambarino y traslúcido usado en el enlace mental entre el EVA y su piloto, sangre de Lilith (primera madre) y equivalente al líquido amniótico del útero femenino) expresan la fantasía de fusión con el otro, ilusión de unión completa, absoluta, retorno al territorio de la Madre, donde nadie es nadie.
Cabe pensar, que la hermosa fantasía de fusión también implica lo opuesto, la desunión, el desencuentro, la falta, la soledad, que dicho sea de paso, bienvenida sea, para volver a comenzar el tiempo que se pueda, el ciclo otra vez.
También vale aclarar que a veces, mirar anime, no sólo es mirar anime.
Paco Banega.