Lalu viaja por el mundo, pero su corazón se divide entre su país natal, Argentina y Corea del Sur, conoce su historia en esta cálida entrevista.

Alejandra de Picciotto, Lalu, es tripulante y jefa de cabina, vive en Argentina y Corea del Sur. Con sus videos y charlas, alienta a otras personas a trabajar sobre un avión y nos cuenta su día a día entre ambos países.

El sueño de viajar por el mundo se hizo realidad

Lalu nos cuenta como fue su acercamiento a su trabajo. No fue de un día para el otro, y llevó su tiempo procesar cuál era su verdadera vocación.

Mi historia es un poco distinta a otras en el sentido de que nunca fue mi primera opción… De chica nunca había contemplado a la aeronáutica seriamente, me parecía algo muy lejano, hasta mágico, pero por eso mismo nunca le había prestado atención y ni siquiera se me había ocurrido como carrera profesional, ni tampoco como hobby ni nada: fue un interés que adopté de “grande”, a mis 28 años – y a los 31 recién cumplidos logré concretarla ingresando a mi primera aerolínea.

De la docencia a la aeronáutica

Empezar como docente de inglés, le abrió la puerta a la comunicación con otras culturas. Y una cosa lleva a la otra…

Mi primera carrera fue docente: me gradué como Profesora de Inglés y ejercí a tiempo en colegios, institutos y empresas, enseñando a grupos de todas las edades.

Enseñar un idioma, en particular el inglés, era lo que quería hacer y suponía que iba a jubilarme de eso. ¡Me encanta la comunicación y la conexión con otras culturas!

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El momento en que todo cambió fue un viaje con su padre. Allí se dio cuenta lo que quería realmente ser: tripulante de cabina.

Con el tiempo y debido a diferentes experiencias que fui teniendo, fui sintiendo la necesidad de hacer un cambio de carrera, aunque no de gustos, porque los idiomas son algo que siempre me va a gustar. Comencé a sentir que los seres humanos podemos dedicarnos a más de una cosa, y así podemos disfrutar más de cada una.

Luego de un viaje que hice con mi papá en 2012, durante el cual recorrimos diferentes puntos del continente europeo, se me despertó la vocación, el llamado, de la conexión entre lugares y personas: estar en tantos aviones de repente me hizo prestar atención a la labor de las tripulaciones de cabina y nació mi sueño de tripular un avión.

Un amor por la profesión que crece día a día

Siempre se debatió sobre los requisitos para ser tripulante, pero en la actualidad algunas aerolíneas están mostrando ser más abiertas a recibir postulantes.

Comencé a investigar acerca de lo que implica el trabajo a bordo y sobre los requerimientos…

Está la idea, que yo también creía, de que había que ser alta y esbelta para ser Tripulante y yo tengo una altura muy promedio, incluso me consideraría más bien bajita. Averigüé mucho y descubrí que el tema de la altura, hoy día, ya casi no es limitante: cada aerolínea tiene sus requisitos, que van cambiando, pero mi altura no era problema.

Así que me aferré a esa idea, me preparé mucho y me presenté a todas las entrevistas que podía hasta lograr quedar en una aerolínea, lo cual ocurrió en 2014, un día después de mi cumpleaños 31. Volé durante 4 años cabotaje-regional (vuelos domésticos en Argentina y países limítrofes) para la aerolínea nacional.

Y hace casi 4 que vuelo internacional para una compañía extranjera basada en Buenos Aires. Y sigo amando mi trabajo como el primer día.

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Corea del Sur: un romance impensado

Cuéntanos un poco Lalu ¿Cuándo fue la primera vez que viajaste a Corea del Sur? ¿Qué fue lo primero que te gustó o te impresionó del país?

La primera vez que visité Corea del Sur fue en 2017, donde conocí a quien hoy es mi esposo. Hasta ese entonces no me había interesado mucho por Corea ni por Asia, quizás porque al ser un lugar tan distante. Veía casi imposible el poder viajar hasta allí.

Pero gracias a mi trabajo como Tripulante se me abrió todo un mundo nuevo que me permitió crecer mucho. Y cumplir muchos sueños que creía imposibles.

Pude comenzar a viajar a lugares lejanos y hacer amistades hermosas que conservo al día de hoy (como mi amiga Frida, de Islandia, o Pichaya de Tailandia, entre otras).

Ahora que comento esto me doy cuenta de que las experiencias que más me cambiaron la vida fueron aquellas que me nacieron de repente y ya de grande…

Un viaje que despertó el interés por Asia

Aparte de los viajes y la cultura, el amor también fue encontrado en Asia, más precisamente en Corea. Su historia es digna de un K-drama.

Todo en realidad empezó en 2016, cuando fui de vacaciones a Japón, que fue mi “escuela de Asia” porque fue el primer país asiático al que fui, e hice ese viaje sola, cuando volaba en mi primera aerolínea.

Allí conocí al hermano de mi esposo, Jake, que era el encargado del hostel donde me hospedé en Tokio. Todas las mañanas le preguntaba a dónde podía ir a pasear y qué me recomendaba hacer. Uno de esos días él me aclaró que no era japonés, sino coreano. Me interesó mucho su historia como extranjero trabajando en Japón, por lo que le propuse una entrevista en un blog de viajes que yo tenía en ese momento.

Aceptó y quedamos en contacto por Facebook, y cuando al año siguiente vio por esa red social que estaba en su país natal, me ofreció ponerme en contacto con su hermano Hundong que vivía en Seúl, donde yo me estaba hospedando. Así conocí a mi esposo, que en aquel momento me acompañó a tours y me llevó por diferentes lugares de Seúl y las afueras.

Pasé unos 12 días hermosos allí… Recuerdo que no tenía muchos días, pero los aproveché muchísimo. Y me llevé esa amistad de regalo, que en 2021, en plena pandemia, se convirtió en noviazgo y luego, matrimonio. Por ahora, y en este momento, seguimos la relación de a ratos a distancia, pero siempre conectados, y cuando él puede, viene a verme a Buenos Aires, y cuando yo puedo, voy a Seúl.

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La oportunidad en medio de la incertidumbre

La pandemia cambió los planes de todos. En el caso de Lalu, como el de muchos, fue la oportunidad para replantearse lo que uno creía que ya estaba decidido.

En el 2020 el COVID obligó al mundo entero a recluirse y puso todos nuestros proyectos en espera, incertidumbre y dudas.

Se me presentó la posibilidad en mi compañía de solicitar licencia prolongada. Decidí que entonces era el momento perfecto de cumplir mi sueño anhelado de experimentar lo que era vivir en una cultura lejana y estudiar en el extranjero.

Le comenté a Hundong (cuando aún éramos amig@s) que quería aprovechar esa pausa, ya que no estaría volando, para una estadía extendida en Corea como estudiante de intercambio.

Él entonces se puso en campaña para buscar información sobre el tema y me compartió diferentes escuelas que ayudaban a procesar la visa de estudiante dando la documentación necesaria para gestionarla con el consulado.

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Estudiando mañana y tarde

Junto con la decisión de vivir en Corea, también llegó la posibilidad de estudiar y capacitarse. Esa oportunidad fue muy bien aprovechada por Lalu.

En ese momento la única forma de ingresar a Corea, que estaba cerrada al turismo, era con visa de estudiante, de trabajo o de matrimonio.

La escuela de coreano de la prestigiosa Universidad Nacional de Seúl fue la que más me gustó, especialmente por su pronta y precisa atención brindada en todo momento. También por su accesibilidad en cuanto a la recepción y gestión de toda la documentación para mi inscripción como alumna, mi visa de residente y toda su contención. Y sus docentes fueron excelentes también: amé esa experiencia y aprendí muchísimo. Su sistema de enseñanza también me encantó.

Pude vivir y estudiar en Corea en 2021. En febrero de ese año comenzó mi aventura allí. Estudiaba de lunes a viernes 4 horas por día. Al nivel 1 lo cursé a la mañana, al 2 a la tarde, y al 3 de nuevo a la mañana. Entre cada nivel (que duran aproximadamente 2 meses y medio) tenía 2 semanas de vacaciones, que aproveché para viajar con mi esposo a las afueras de Seúl. Hicimos como una Luna de Miel anticipada.

Él luego tuvo que volver a su trabajo, por lo que mis últimos 2 meses estuve sola en la casa durante la semana. Veía a mi esposo los fines de semana, porque él trabajaba fuera de Seúl.

En diciembre regresé a Buenos Aires y me reintegré al vuelo. Y en abril vino mi esposo a verme a Argentina: fue su primera vez en América y su primer viaje fuera de Asia. Él únicamente conocía Japón porque había ido una vez a visitar a su hermano, al que conocí en Tokio.

Una argentina en Corea del Sur

Lalu se adentró en una cultura muy diferente a la nuestra, pero ¿Qué saben de Argentina en Corea del Sur?

Mucha gente en Corea no conoce Argentina: sabe que está en el sur del continente americano, pero no sabe mucho más, y varias veces suponían que yo era de Estados Unidos, que es el país de América con el que más relación tienen.

Por suerte Latinoamérica está teniendo un poco más de popularidad en Asia gracias a las redes y muchas personas están adoptando un interés por nuestra idiosincrasia y les damos curiosidad.

Impacto cultural

Esas diferencias que aparecen a simple vista -y también aquellas que solo se conocen viviéndolas- todas las tuvo que experimentar Lalu.

Lo que más me impactó de Corea es la cantidad de reglas (más bien sociales) con las que conviven. Ellos no lo ven ni deben notarlo porque nacieron ahí y ese sistema ya estaba impuesto cuando llegaron, así como nos pasa a nosotros con nuestras normas, que las seguimos de forma automática.

Por ejemplo, allá la gente se llama por sus cargos: “Buen día, señor Contador”, “Buenas tardes, señora Encargada”, se escucha en los pasillos de las oficinas. A nosotros nos puede resultar hasta gracioso, pero en Corea es algo muy serio: les da un sentido de pertenencia y respeto. Los vocativos hacia nuestros mayores (como “Oppa” u “Onni”) son siempre usados, así como los honoríficos hacia la gente mayor. 

¿Por qué elijo Corea del Sur?

Por supuesto que para quedarse a vivir en un país, hay cuestiones que tienen que enamorarnos de él. Y claro que Lalu nos cuenta que le encanta de Corea.

Lo que me enamoró fue que cuando llegué por primera vez en 2017, mucha gente desconocida se me acercaba a ayudarme si me veía medio perdida y hasta me daba charla.

Un señor en el tren camino a Gangnam me dio la bienvenida a Corea diciéndome con orgullo que son una república (supongo que quiso hacer la diferencia con el norte) y me dejó su tarjeta con su email para quedar en contacto.

Veo a la sociedad coreana muy interesada en el intercambio cultural, muy abierta. En Japón no lo noté tanto y aunque me encantó todo lo que recorrí y su gente fue de lo más amable conmigo, sentí que la sociedad es más rígida que la coreana, y por mi personalidad, me siento más cómoda en un lugar un poco más flexible, como lo es Corea del Sur.

Una sociedad en constante cambio (y de grandes contrastes)

Lalu, además de cariño, siente una gran admiración por el pueblo coreano, capaz de levantarse y volver a empezar cuantas veces sea necesario. Sin embargo, también reconoce que faltan cambios (aunque parecen estar llegando de la mano dela juventud).

La importancia enorme que le dan a la educación como medio de progreso y crecimiento fue lo que ayudó a la sociedad coreana a salir de sus crisis y levantarse rápidamente. Admiro su historia de esfuerzo y sacrificio.

La sociedad aún sigue los preceptos del confucionismo (para los que la consideración hacia el prójimo es muy importante), pero esto mismo es lo que ahora les está generando varios problemas por la sobre exigencia en los jovencitos en edad escolar.

Los jóvenes, como ocurre en todo el mundo y todas las culturas, son quienes comienzan a cuestionar ciertas tradiciones para modificarlas según los tiempos que corren.

Lo que más se valora de Corea (siendo latina)

Nuestro gran problema regional, la inseguridad, se hace más notable al visitar países como Corea del Sur.

Como latina, debo decir que lo que más aprecio de Corea es la seguridad que hay en las calles, a toda hora, en sus cafés y negocios. Podés dejar tus cosas en la mesa, volver en 2 horas y todo va a seguir ahí, donde y como lo dejaste.

Cuando una persona coreana te dice algo, va a hacer todo lo posible por cumplirlo y eso para mí es muy loable. Y mi esposo en particular es alguien muy solidario. No sé si los entrenan a todos para ser así o tuve la suerte de encontrarlo yo (risas).

La exquisita comida coreana

Probar comida coreana es un viaje de ida, pero a no confiarse de todo lo que prueban ¡Sobre todo si tienen problemas con la comida picante!

¡En cuanto a la comida, amo la coreana y me encanta el picante, tengo gran tolerancia, pero lamentablemente mi rosácea no (risas)!

Quienes sufren de rosácea deben cuidarse con el picante… Me comenta mi esposo que desde los 6 o 7 años les comienzan a dar de a poco comida picante, y así llegan a adultos pudiendo comer de lo más picante…

Él come el ají más picante del mundo como si fuese caramelo. A mi, apenas lo apoyé en mis labios, me ardió por 20 minutos (risas).

 Turismo en Corea ¡3 lugares para visitar!

¿Estás preparando un viaje a Corea? ¡Te recomendamos leer estas recomendaciones que nos deja Lalu!

Los 3 lugares que más me gustan podrían ser:

Busan

Seúl, especialmente Gwanak-gu -le debe su nombre a la montaña- el barrio al que más cariño le tengo porque es donde viví y donde está la escuela de idiomas de la Universidad Nacional de Seúl.

-Jeju: amé esa isla, y le conté a mi esposo que mi sueño al jubilarme es vivir ahí y tener un café o un hostel… Me dijo que los impuestos ahí son altísimos, pero lo del hostel le gustó y podría ser algo que hagamos en conjunto con sus dos hermanos. Así que si alguna vez lo logramos, van a poder venir a Jeju recibidos por la hospitalidad coreana y argentina, ya sea en un hostel o en un café donde les daré una cordial bienvenida :)

La conexión con Corea parece infinita, porque le costó mucho elegir solo 3 lugares

Todo de Corea me parece hermoso. Yo creo que si existen las vidas pasadas, yo era de Corea y ya conocía a quien hoy es mi esposo, porque todo de esta cultura me atrajo incluso antes de conocerla y vivirla.

Fue todo TAN repentino, como mi relación con la aviación, así que me resulta difícil elegir solo 3 lugares…

Fascinante Asia

Si bien Lalu eligió Corea como su lugar en el mundo, estuvo por otros países de Asia. Aquí nos cuenta cuáles son y que le parecieron.

Como contaba antes, gracias a mi trabajo pude permitirme soñar con viajar a lugares que nunca había contemplado. Y en 2017, después de ir a Japón y antes de ir a Corea, recorrí, con un grupo de amigos, Tailandia, Camboya y Vietnam. La amabilidad de su gente es lo que más me gustó.

En Tailandia, una agente de reservas de una aerolínea boutique de Asia me ofreció la comida que ella estaba comiendo. Eran como unos tomatitos cherri: me encantó el gesto. Hay que tener algunos cuidados, eso sí, en Bangkok. A veces, en algunos lugares turísticos, aparecen personas vestidas de oficiales de turismo sin serlo, te ofrecen servicios que luego no son lo anunciado. Con mis amigos caímos en uno de esos timos.

¡En Vietnam me asombró la cantidad de motos y lo rápido que van en las calles! (Hay que cuidarse mucho al cruzar)

¡En Camboya el Templo de Angkor Wat al amanecer es de lo más hermoso que vi! Y viajar en Tuk Tuk (una especie de taxi en forma de moto en carrito) es una linda experiencia :)

Así, como nos pasa a nosotros, la conexión con Asia es inexplicable…

Asia y Oriente me han enamorado. Siento que, aunque mi familia paterna y materna en realidad viene de Europa, mi conexión con Asia es muy fuerte. No sé explicar bien por qué, pero es lo que me ocurre.

Proyectos editoriales

Lalu (Alejandra de Picciotto) comparte sus experiencias en sus redes sociales

Contaré todas estas experiencias en un próximo libro que ya estoy preparando.

El primero que publiqué en pandemia, en 2020, fue “Buenos Vientos y Cielos Azules”, un journal aeronáutico (al que bauticé “aerojournal”) que viene con 2 mazos de 22 cartas cada uno, con actividades y mensajes motivacionales, y espacios de reflexión y autorregistro para completar por mis lectoras y lectores. Es como un diario interactivo que vamos escribiendo junt@s, y tiene su propio Instagram, @buenosvientosycielosazules.

En mi cuenta de TikTok estoy comenzando a contar mi historia también. Y en mi Instagram también fui contando mi experiencia en Corea como un Kdrama :)

¡Espero que les guste!

Quiero agradecer una vez más por este espacio y por haberme tenido en cuenta: me encantó esta entrevista y espero que disfruten leerla tanto como yo disfruté hacerla.

¡Muchas gracias Lalu por compartir tu experiencia, pasión y amor por Corea con todos nosotros!

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