Kaijū, los monstruos gigantes de Japón: Godzilla
El género Kaijū, más conocido como “películas de monstruos”, es un género creado en Japón y que ha caracterizado a su cine por ya varias décadas. En Xiahpop te contamos su historia… ¡pero cuidado con Godzilla!
Una de las imágenes de Japón que más ha quedado grabada en el inconsciente mundial es una imagen ficticia: Godzilla, el gigantesco dinosaurio mutante, destrozando Tokio hasta dejarla en ruinas.
Este monstruo es el representante máximo de un género cinematográfico con un increíble volumen de producción, y que ha logrado influir incluso a Hollywood: el sub-género Kaijū (en japonés, 怪獣)
A lo largo de su historia, ha pasado de ser producido de manera casi manual, con efectos especiales artesanales, a contar con un impresionante nivel de CGI (imágenes generadas por computadora) en cada película.
Kaijū, grandotes y ¿malvados?
La existencia de criaturas gigantes es parte del folklore japonés desde la antigüedad, pero no se las debe confundir con los monstruos del Kaijū.
La traducción literal de Kaijū es “bestia gigante”. El término se utiliza para denominar a los protagonistas o antagonistas de las películas más reconocidas del género Tokusatsu, el cine fantástico o de ciencia ficción japonés.
Es por esto que este tipo específico de cintas son conocidas popularmente como “sub-género Kaijū”, pese a que pertenecen al cine Tokusatsu.
Generalmente, dentro de la trama son representados como súbditos de un mal mayor. Guerreros de élite que se encargan de sembrar la destrucción, el caos y la muerte antes de que el villano máximo haga su aparición.
Sin embargo, en muchas de las películas o series más famosas en Japón, estos monstruos son también héroes que protegen al país de las amenazas externas.
Pero para abarcar este tema, primero tenemos que conocer más a fondo la historia del monstruo que reina sobre todos los demás kaijū: Godzilla.
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Godzilla, el primer gigante del cine
El nacimiento del Rey de los Monstruos se debe a la combinación de dos elementos.
Por un lado, el miedo a las armas nucleares y a sus consecuencias en Japón luego de los horribles sucesos de la Segunda Guerra Mundial.
Por el otro, la imaginación de Tomoyuki Tanaka, productor de los estudios japoneses Tōhō, Eiji Tsuburaya, director de efectos especiales, e Ishirō Honda, director de cine.
Tanakata estaba buscando un nuevo proyecto que ofrecerle al estudio, después del fracaso de su anterior película. Entonces, una noticia que alertó al país le dio la idea que necesitaba.
En 1954, los tripulantes del buque pesquero Daigo Fukuryū Maru se contaminaron por una lluvia radiactiva causada por una bomba de hidrógeno que Estados Unidos estaba probando en el atolón Bikini.
Este incidente causó temor en la población japonesa, ya que removió los traumáticos recuerdos de lo ocurrido en Hiroshima y en Nagasaki.
A este suceso, Tanakata sumó los elementos básicos de la película estadounidense The Beast from 20,000 Fathoms (1953).
Con eso ideó el primer bosquejo de Godzilla: un monstruo gigantesco que surgiría de las profundidades del océano.
El nombre de la criatura surgió de la combinación de gorira (gorila) y kujira (ballena), y su correcta romanización es Gojira (ゴジラ). Para su diseño, se tomaron características distintivas de tres dinosaurios, el Tyrannosaurus Rex, el Iguanodon y el Stegosaurus.
Un gran trabajo de producción artesanal
Eiji Tsuburaya y su equipo esculpieron tres modelos de arcilla. A partir de estos fabricaron un traje con palos de bambú y alambre como carcasa, y una capa metálica para reforzar el interior. Recubrieron todo esto con capas de látex y caucho para simular la piel escamosa de un lagarto.
Todo este conjunto pesaba cien kilos, por lo que se utilizó solamente para escenas a escala y se creó otro más liviano… que aun así hizo adelgazar al actor que estuvo dentro durante el rodaje, Haruo Nakajima, cerca de nueve kilos.
Tsuburaya también reunió a un grupo de hombres para viajar a Ginza para conocer los espacios reales y construir maquetas lo más realistas posibles.
Cerca de cuarenta carpinteros trabajaron en dichas maquetas durante aproximadamente un mes.
Las maquetas estaban fabricadas en una escala de 1:25, excepto edificios muy puntuales que fueron llevados a una escala de 1:33 para verse mucho más pequeños que Godzilla.
Dentro de los edificios, se colocaron pequeños explosivos para simular el aliento atómico del monstruo, e incluso se los roció con gasolina para que ardiesen más rápido.
El rodaje se extendió por 71 días, turnándose entre las maquetas y algunas tomas en espacios exteriores.
Al momento de su estreno en 1954, la película recibió profundas críticas, más que nada basadas en la supuesta explotación deshonesta del trauma originado en la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, fue la película más vista del año en Japón, con 9 millones de espectadores, y su recaudación, 2,2 millones de dólares, superó con creces su presupuesto, 175.000 de dólares.
Héroe y antihéroe
Nadie puede negar incluso hoy, años más tarde, que Gojira había inaugurado un nuevo género, el Kaijū.
Las técnicas de efectos especiales implementadas por Tsuburaya continuaron utilizándose por décadas para producir otros clásicos del subgénero, como Mothra, Rodan, Ghidorah, Gamera, Daimajin y las secuelas de Godzilla.
La relación de Gojira con Japón ha mutado en cada producción. En la original, Godzilla avanzaba sobre el país sembrando terror y destrucción, algo que se ha repetido en varias de sus secuelas, series y spin-off.
Sin embargo, también ha obrado de protector de la nación ante otros monstruos más terribles y crueles, por lo que su figura es simultáneamente, un héroe y un antihéroe para el pueblo japonés.
Existen varias versiones estadounidenses que lo convirtieron lentamente en una metáfora sobre la protección de la naturaleza y la importancia de revisar nuestra relación con el planeta.
Pero los más acérrimos fanáticos del Rey de los Monstruos continúan insistiendo en que no existe mejor Godzilla que ese monstruo incomprendido y contradictorio, tan malvado como justo, que es protector y destructor a la vez.
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