Kanako Inuki, la Reina del manga de terror

En un género donde la mayor parte de las figuras destacadas son masculinas, Kanako Inuki se destaca por su gran capacidad de contar historias que provocan más de un escalofrío sin dejar de lado los profundos mensajes, y que le han brindado el título de “Reina del terror”.

Kanako Inuki posee una prolífica y extensa carrera como mangaka, y es una de las autoras más destacadas del género del terror. Aunque este género en particular es casi dominado por mangakas hombres, gran parte del impulso que recibió el horror dentro de este mundo vino de parte del shōjo y de las mangakas como Kanako.

La mayoría de sus historias se publicaron durante la década de los ’90, la cual se conoce como “el boom del manga”, pero son relevantes e influyentes en la actualidad, tanto para mangakas contemporáneos a Inuki, como para nuevas generaciones.

La niña que amaba el terror

Kanako Inuko nació el 28 de noviembre de 1958 en la isla de Hokkaido, aunque pasó toda su infancia en la prefectura de Saitama.

La casa de la niñez Inuko se encontraba cerca de un Manga Rental (biblioteca especializada en mangas), lugar que la futura mangaka frecuentaba casi a diario. Pronto, Kanako desarrolló una gran pasión por el manga, y aunque leía cualquier género y cualquier temática, siempre se sintió mucho más atraída por el manga del terror.

Tal era su amor por el terror, que le pidió permiso a sus padres para poder ir al cine a ver películas de terror infantiles. Como era de esperarse, la pequeña Inuko comenzó a tener pesadillas y graves problemas para dormir. Llegó al extremo de tener fiebre y perder días de colegio por estar demasiado enferma.

Ante esto, sus padres tomaron la decisión de prohibirle ver películas o leer mangas de terror hasta ser algo mayor. Además, el género del terror comenzó a ser mal visto en la sociedad nipona, e incluso llegó a ser prohibido.

La madre de Inuko, quien era fan de los mangas de Ozamu Tesuka, le permitió leer este tipo de historias, más adecuadas para su edad, por lo que Kanako no perdió del todo su conexión con el mundo del manga y en ella continuó creciendo el deseo de convertirse en mangaka.

A pesar de esto, la madre de Inuko se mostró en contra de este deseo de su hija, por obvias razones: la dificultad que acarreaba convertiste en un profesional exitoso en ese rubro, y porque en esa época aún se consideraba el trabajo del mangaka como algo poco serio y de menor estima social.

El tiempo pasó, y Kanako se graduó de la Universidad, consiguió un trabajo, y se casó. Pero, el mismo año que nació su primer hijo, llegaría su primera oportunidad de dedicarse a su gran pasión.

El inicio de la carrera

Asahi Sonorama, una editorial japonesa, publicó en la década del ’80 la primera revista de manga dedicada exclusivamente al género del terror, Halloween. Kanako compró esa revista, y tras leerla algo en ella revivió.

De inmediato, la mangaka comenzó a trabajar en su propio dōjinshi. Su trabajo llamó la atención de un editor de Kodansha, una de las editoriales de manga más importantes de Japón, tras quedar como finalista en un concurso de manga. Bajo este sello, debutó como mangaka en 1988, con su obra Jikan Dôwa Shû.

Cuando Kodansha comenzó su propia revista de terror, la mayoría de las portadas e historias principales estaban dibujadas y escritas por Kanako, quien se convirtió rápidamente en una mangaka de gran éxito y en referente del género. Tal era el grado de éxito de Kanako y del género del terror, que Inuki colaboró con casi todas las revistas que se emitían en ese entonces, como invitada especial.

Un estilo único

La especialidad de Kanako son las historias de terror moralistas, protagonizadas por niñas malcriadas, ambiciosas y egoístas, o por grupos de niños crueles que tienen padres ausentes o no muy inteligentes.

La mangaka se nutre de la curiosidad y los miedos infantiles y de cómo estos son constantemente ninguneados y subestimados por los adultos. A través de ellos, crea situaciones tenebrosas cargadas de ironía y que casi siempre terminan en una moraleja o reflexión sobre algún aspecto de la vida.

Su estilo de dibujo exagera los rasgos infantiles hasta lo caricaturesco, y muchas veces los vuelve grotescos y explícitos.

Esta combinación de lo infantil con lo horroroso, nos sumerge en un mundo único donde la inocencia no protege a sus protagonistas, y quien mal anda… mal acaba.