La ciudad amurallada de Kowloon
Hace siglos que la ciudad, entendida y concebida como unidad y aglomerado poblacional, se ha convertido en sinónimo de civilización y punto neurálgico para canalizar la conducta gregaria de la humanidad.
Países tan vastos y diversos como China están experimentando un acelerado proceso de crecimiento de las urbes, todo ello acompañado de un a veces forzado paso de la vida rural a la experiencia citadina.
En esta nota les invitaré a conocer una de las experiencias urbanísticas más extremas del siglo XX: la ciudad amurallada de Kowloon, en Hong Kong.
Los orígenes de la ciudad amurallada de Kowloon
Es preciso remontarnos a la dinastía Song para hallar las primeras pistas certeras de este lugar que se convertiría a fines del siglo XIX en una verdadera anomalía geopolítica. En esa época era habitual que los piratas asediaran la zona en virtud del tan preciado comercio de la sal. Situada en la península de Kowloon, junto a la isla de Hong Kong, fue originalmente concebida como una fortaleza para contener los embates externos. En 1842, en virtud del Tratado de Nankin, Hong Kong fue cedida al Imperio británico, y las autoridades chinas vieron en esta locación un punto de control privilegiado para supervisar la actividad de la zona y mantener a regla a los ingleses, quienes ejercían cada día más influencia sobre el área.
El convenio firmado en 1898 por el cual la isla se anexionaba al Imperio por un plazo de 99 años, excluía expresamente a la Ciudad Amurallada, supuesto fáctico que le permitió a China mantener la fuerza militar afincada en el sitio. Por ese entonces la población alcanzaba apenas las 700 personas. Vislumbrando los futuros inconvenientes y con el afán de eliminar esta “molestia territorial” los ingleses atacaron el emplazamiento en 1899, sumiendo a partir de ese entonces a Kowloon en un limbo legal. A partir de allí dos países reclamarían su soberanía sobre el lugar, pero ninguno haría lo necesario para garantizar en él las condiciones básicas de vida.
La República China de 1911 dio lugar décadas más tarde a la República Popular China, mientras que los habitantes de la misteriosa ciudad asistían casi indiferentes a la coyuntura política y los cambios de gobierno. El aislamiento dentro de los muros de la ciudad, mantuvo intactas las costumbres y formas de vida tradicionales, haciendo del lugar una verdadera curiosidad para propios y ajenos. No fue hasta la II Guerra Mundial que la ciudad se vio conmovida, cuando las tropas japonesas que habían invadido Hong Kong destruyeron gran parte de la ciudad, desmantelando la antigua muralla para así hacerse de material para la construcción de un nuevo aeropuerto.
Los pasillos se angostan y la luz desaparece
Poco a poco la ciudad, ya desprotegida, fue convirtiéndose en el reducto y alojamiento de habitantes ilegales, especialmente de extranjeros recién llegados a la zona. Fueron multiples las oportunidades en las que la autoridad británica intento desalojar Kowloon, pero desistió luego de comprobar la intensa actividad comercial que imperaba en el recinto, particularmente vinculada al tráfico de opio y alcohol. Las pequeñas callejuelas internas – de no más de 1 mt de ancho- la convertían en ideal para el ejercicio de la prostitución, situación que no tardaron en aprovechar los colonos, principales consumidores de los servicios sexuales que se ofrecían en el lugar.
La mole de 100 metros por 200 metros de superficie solo podía crecer hacia arriba, desafiando por necesidad cualquier regla arquitectónica o criterio estético, primando la utilidad y el pragmatismo frente a las buenas prácticas constructivas. El inframundo y el hampa crecían en su interior, lo que llevo a desatar una pequeña crisis diplomática en 1959 a raíz de un asesinato. El lugar fue manejado durante años por la mafia local hasta que la policía de Hong Kong realizó una purga masiva de delincuentes en el interior de Kowloon a principios de la década del setenta. No obstante ello, la anarquía fue por décadas el denominador común de la antigua ciudad amurallada y sus 30.000 habitantes permanentes.
La ciudad en su etapa más crítica alcanzó los 50.000 habitantes, convirtiéndose en la más densamente poblada del mundo, a razón de 1.900.000 habitantes por km².
“Aquí las prostitutas se instalan de un lado de la calle, mientras del otro vemos a un sacerdote dando leche en polvo a los pobres; los trabajadores sociales ofreciendo su ayuda, mientras los drogadictos se esconden debajo de las escales. Lo que durante el día son espacios para el recreo de los niños por la noche se convierten en cabarets a cielo abierto. Es un lugar muy complejo, difícil de generalizar. Puede parecer aterrador pero aquí la gente desarrolla su vida de manera normal, como en cualquier otro lugar de Hong Kong” describía en su momento Leung Ping Kwan.
La luz natural era todo un privilegio dentro de Kowloon, pues solo podían acceder a la misma los habitantes de las fachadas y las azoteas. Allí lo brillante estaba emparentado a los tubos fluorescentes, que en su conjunto hacían de Sol artificial. La red eléctrica seguía el mismo camino de improvisación que el resto de la dinámica constructiva de la ciudad y el agua potable llegaba a través de ocho grandes tuberías, gentileza de las autoridades de Hong Kong.
Un final anunciado
Llegó un punto en que la situación dentro del recinto se volvió intolerable, lo que obligó a las autoridades chinas y británicas a ponerse de acuerdo para evacuar el lugar y dar por terminada la problemática habitacional de las familias que allí vivían. En 1984 se llevaron a cabo las primeras conversaciones, firmándose en 1987 el acuerdo para la demolición de Kowloon. El desalojo comenzó en 1991 y concluyó en 1993, dejando a la mayoría de las familias pocos conformes con la magra indemnización que se les ofreció.
Los rincones oscuros de la antigua ciudad amurallada se convirtieron en el escenario de algunas producciones cinematográficas, tales como “Crime Story” de Jackie Chan, inspirando también videojuegos como Shenmue II e incluso una campaña del afamado Call of Duty: Black Ops. Luego de la demolición de la antigua ciudad, se aprovechó el area para construir un parque que siguiese la estética tradicional china, con jardines Jiangnan, fuentes y lagos artificiales típicos del arte de la dinastía Qing. Una clásica pagoda (yamen) ubicada dentro de su perímetro es la única construcción erigida en el solar. Algunos cañones y restos de la antigua muralla ofician de testimonio del antiguo fuerte original.
Los más jóvenes apenas recuerdan la existencia de este enclave dentro de la ciudad, convirtiéndose en una leyenda urbana más que un registro histórico de la experiencia colonizadora. Seguramente haya en Hong Kong familias completas que añoren la vida dentro de la amurallada Kowloon y solo ellos y los oscuros pasillos guardan los secretos de una de las experiencias urbanísticas más curiosas de la historia contemporánea.
Fuente: Wikipedia + Greg Girard (Fotografías) + Adolfo Arranz (Infografía) / hiroshi@xiahpop.com