Luego de años de debate, reuniones y caldeadas discusiones, las dos naciones soberanas llegaron a un acuerdo que independientemente de la compensación económica que se le otorga a las esclavas sexuales que al día de hoy sobreviven, se traduce en un avance de enorme valor para el restablecimiento pleno de las relaciones bilaterales.

Así lo consideró Shinzo Abe, premier nipón, quien afirmó que “Japón y Corea del Sur darán la bienvenida a una nueva era”, luego de mantener una extensa conversación telefónica con la presidenta Park Geun-Hye. El punto central del acuerdo es la compensación de 1.000 millones de yenes (8,7 millones de dólares) que en concepto de indemnización se les pagará a las 46 mujeres que aun viven, en un gesto que ayudará a sanar las heridas que desde la posguerra dificultaron la relación entre los dos países.

Vale recordar que bajo el eufemismo “mujeres de confort” se conoció a decenas de miles de mujeres – principalmente coreanas, aunque las había chinas, indonesias y mujeres de otros países de Asia- que durante la ocupación japonesa fueron vulnerada en su integridad y sometidas a los más bajos instintos de la fuerza ocupante. “El sistema de mujeres de confort tuvo lugar por la implicación del ejército japonés y el gobierno japonés es plenamente consciente de su responsabilidad” declaró el ministro nipón de Asuntos Exteriores, Fumio Kishida, quien también se manifestó muy conforme con el acuerdo logrado con su par surcoreano, Yun Byung-Se. Ese último señaló que “este acuerdo será definitivo e irreversible” si Japón asume sus responsabilidades.

El reconocimiento y la defensa de los derechos de las “mujeres de confort” fueron políticas insignes de su gobierno desde que Park Geun-Hye llegó al poder en febrero de 2013, caracterizándose por una posición intransigente respecto a esta cuestión, reconociendo que este constituía el “mayor obstáculo” para la mejora en las relaciones bilaterales. La influencia de Estados Unidos en este acercamiento es innegable, pues el gigante de Occidente buscó siempre acercar a estos dos países para aunar esfuerzos frente al constante avance de China en la región. Sin dudas es una noticia promisoria, una oportunidad para construir a partir de la memoria y el compromiso con los derechos humanos.

Fuente: Diario Clarín (Argentina) / hiroshi@xiahpop.com