El misterioso mundo de las fujoshi se merece un análisis, una charla, una conversación con y sobre ellas, sus aficiones y sus particularidades. Estas mujeres de todo el mundo producen creaciones artísticas de todo tipo, a veces en base a personajes ficticios, algunas veces juegan con unir hombres en la vida real.

El universo fujoshi se eleva como un desafío intelectual para cualquier curioso: mujeres que aman los vínculos y las relaciones homosexuales masculinas, al punto en donde ellas mismas, se desdibujan entre sus ficciones. Desaparecen.

Dichas mujeres se comprenden dentro de las más diversas elecciones sexuales. Fantasías, sangrados nasales, humor, prácticas masturbatorias y placeres visuales acompañan el fenómeno.

Inicialmente, recordemos que la adjetivización “fujoshi” como nosotros la conocemos se ha originado en nuestro mítico Japón. Pero ha logrado trasferir sus dotes a diferentes esferas del mundo cultural, especialmente el virtual desde donde consigue a modo trampolín, llenar otras esferas. Pese a ello, podremos arrojar luces a este fenómeno.  ¿

Todos los muchachos que hubieran examinado su propio corazón habrían descubierto que la admiración que les embargaba no nacía solamente de la hazaña de fortaleza física levada a cabo por Omi. Era la admiración hacia la juventud, hacia la fuerza, hacia su supremacía. […] “Confesiones de una máscara.

Yukio Mishima. (1949)

¿Cuándo inició este movimiento?

¿Dónde? ¿Todo es susceptible de ser captado por la lógica mental fujoshi? Una fujoshi puede optar por consumir yaoi o shonen-ai, por lo general, ambas. Principalmente diferencio algunas cuestiones:

Recordemos lo que implica una fujoshi:

Fujoshi (腐女子) es un término japonés peyorativo que se aplica a las mujeres aficionadas a un cierto objeto. El término significa de manera literal mujer podrida.

Existe una gran confusión por parte de las usuarias de esta palabra, puesto que la usan únicamente para describir a las amantes del género yaoi hard o Shōnen-ai cuando el término engloba mucho más.

El termino “Fujoshi” es un adjetivo despectivo hacia las fanáticas femeninas de manga, anime y novelas, la manga, anime y novelas, la mayoría de éstas de temática homosexual masculina (léase “yaoi”, “BL” o “shounen-ai”).

Fuente: Wikipedia español-inglés desde http://fujyoshi.jp/
A su vez, la definición del género yaoi:

Yaoi (やおい), abreviatura de yama-nashi ochi-nashi imi-nashi (‘sin clímax, sin resolución, sin sentido’), también conocido como Boys’ Love o BL (ボーイズラブ) es un término popular japonés que denota la representación artística, erótica o romántica de relaciones de amor homosexual entre dos varones.

Este género solo se aplica a los animes, los mangas o ficción, con historias creadas y orientadas generalmente para el público femenino. Originalmente, el término se utilizaba para designar a los mangas no oficiales creados por fans, autopublicados y con una calidad pobre de dibujo.

Este género, así como el shōnen-ai (少年愛), fue creado para atraer al público femenino pues en la relación se excluye a las mujeres y no amenaza a dicho público. Sus seguidores señalan que esto se debe a la belleza de los personajes, así como también a la representación del amor. Sin embargo, otros afirman que es completamente natural que las mujeres sean atraídas por la idea del amor y las relaciones sexuales entre hombres.

Wikipedia español-inglés-japonés,  Anime News Network sitio web y Cha, Kai-Ming del artículo en inglés “Yaoi Manga: What girls like?”
Encontramos algunas diferencias entre los géneros hacia lo que apunta una fujoshi, Yaoi y shonen-ai son en el promedio, el gusto masivo de ellas.

Shōnen-ai:

Es un término utilizado por los fans occidentales para referirse a un género de manga y anime que posee como temática principal las relaciones románticas sin contenido sexual explícito, entre hombres adultos o adolescentes.

Desconocemos la antigüedad del carácter fujoshi, es decir, aplicamos este concepto en la actualidad desconociendo si en otros tiempos han existido mujeres que han consumido artes con orientación homosexuales masculinas.

¿Tal vez alguna mujer ha leído con este fervor “El Banquete” de Platón o ha fantaseado ardientemente con la intensa relación entre Oscar Wilde y Lord Alfred Douglas en 1895?

No lo sabemos, pero Gregory Woods y Byrne R. S. Fone han estudiado la historia del arte literario y sostenido que “la homosexualidad masculina siempre ha tenido más representación que la homosexualidad femenina.”

Primer amor “slash”: Kirk/Spock en los 70.

Lo curioso del fenómeno es que ha nacido tomando como base los medios de comunicación: el desarrollo de la televisión y el cine dio un puntapie para que muchas series hicieran explotar los índice de audiencia especialmente en los país del primer mundo.

En EE.UU. encontramos la primera pareja formada por fanáticas. El “Kirk/Spock” de “Star Trek: The Original Series”(saga que nace en 1966) alimentada principalmente por fan fictions.

Las norteamericanas utilizaron un código, el símbolo de barra (/) lo que establecía que entre los nombres que se unían, existía una relación romántica, amorosa y sexual; mientras que el símbolo (&) sólo establecía amistad y fraternidad.

Este primer momento en los 70 deja en claro que los intereses de las fanáticas eran los vínculos homosexuales masculinos, incluso estas “parejas” se consolidaron como ejes centrales de varias series televisivas.

Primer amor "slash": Kirk/Spock en los 70.
El “Kirk / Spock” en una de las situaciones que enloqueció a las fanáticas de la serie televisiva.

La cultura que se potenció alrededor del Kirk/Spock originó grupos de fanáticas basados alrededor del concepto de “slash” (barra). De allí proviene el concepto que hasta el día de hoy se mantiene actual. Estos grupos de fanáticas comenzaron a buscar sus parejas favoritas en todas las series televisivas del momento, siguieron:

  • Starksy & Hutch: Popular serie norteamericana que comenzó en 1975 y finalizó en 1979. Contaba la historia de dos policías californianos, uno moreno y de tipo musculoso y otro rubio de tipo intelectual. Starksy usaba un épico Ford Torino.
  • Blake’s 7: “Los corsario de Blake”, popular serie inglesa futurista, comenzó en 1978 y finalizó en 1981. Polémica por ser sospechosamente similar a “Star Trek”, “Blake’s 7” contaba con el protagonista Roj Blake, rebelde y desafiante, formaría un grupo de amigos con prisioneros al igual que él. Éste grupo será objeto de grandes fantasías.
  • The Professionals: Serie británica, transmitida de 1977 a 1983, contando la historia de Doyle y Bodie, los dos mejores agentes de George Cowley; Doyle será un expolicía; en tanto que Bodie, un exmilitar del SAS. Armas, acción y mucho contacto.
Primer amor "slash": Kirk/Spock en los 70.
El “Starsky/Hutch” conocida como una “Díada Héroe”, pareja conformada por dos hombres heróicos.
Primer amor "slash": Kirk/Spock en los 70.
Doyle y Bodie, los ex-policía y agente británicos, una pareja que generaba muchas fantasías en el Reino Unido y en EE.UU

El fenómeno iniciado con el Kirk/Spock no tuvo una buena acogida en la audiencia en general, lo que llevó a que intelectuales como Joanna Russ trabajaran la temática en las universidades.

La creciente manifestación del “slash” también llevó a que los directores y los artistas indagaran y experimentaran las posibilidades sexuales en sus series y películas. Comenzaba una nueva etapa en la industria del entretenimiento y en la subjetividad de sus espectadores.

Pese a la creciente actividad, los primeros fanfictions norteamericanos e ingleses debían publicarse en revistas sin fines de lucro que implicaban enormes gastos para las fanáticas que los imprimían. El intercambio se llevaba a cabo en convenciones o listas de correos a los que llegaba en forma de correspondencia una obra de slash.

Primer amor "slash": Kirk/Spock en los 70.
Esta es la escena que catapultó la cultura “slash” y fue en 1979. La escena fue interpretada homoeróticamente por las fanáticas y sirvió como certificado del “Kirk/Spock”

Primer amor fujoshi: “La balada del viento y los árboles” de Keiko Takemiya

Keiko Takemiya escribe en 1976 el primer manga de temática yaoi, tratando a su vez temas como la homosexualidad abierta, la homofobia, el racismo, el consumo de drogas, la pedofilia, la corrupción, la violencia y la discriminación.

Menudo trabajo cuenta la polémica historia de Serge Battour un adolescente de 14 años, francés hijo de un vizconde y una gitana. Éste asiste a una prestigiosa Academia para jóvenes. Allí conocerá a Gilbert Cocteau, un joven promiscuo y homosexual al que nadie respeta.

Primer amor fujoshi: "La balada del viento y los árboles" de Keiko Takemiya
Serge Battour el protagonista del manga y más tarde anime. Serge buscará el amor del vulgar Gilbert.

La historia toma su tinte más trágico cuando se explicita que Gilbert vive un romance incestuoso con su “tío” August Beau, poeta, violento y abusador que administra módicas sumas de dinero a la Academia para silenciar el “corrupto” comportamiento de su sobrino. La historia toma giros traumáticos que hielan la sangre y la brutalidad capta la atención de una generación de jovencitas.

El género comienza desde este momento, dentro del género Shojo (anime y manga para mujeres), se abre el Shonen-ai y desde aquí el mítico Yaoi.
Primer amor fujoshi: "La balada del viento y los árboles" de Keiko Takemiya
“Kaze to Ki no Uta” será considerada una masterpiece por las amantes del género.

La creación del término “Yaoi”

“Sin pico (clímax), sin caída (chiste / desenlace), sin sentido” [山 [场] なし, 落ち なし, 意味 なし]:

Al curioso concepto “Yaoi” las fujoshi se lo deben a dos mangakas:

  • Yasuko Sakata: Nació en 1953 en Osaka. Sus historias acuñan yaoi junto con historias de fantasmas tradicionales japoneses, ciencia ficción e historias chinas.
  • Akiko Hatsu: Nació en 1959, en Kanazawa, prefectura de Ishikawa. Asistió desde muy joven en la carrera profesional de mangaka de su hermana más grande. Junto con Yasuko Sakata, su amiga, crean el término “yaoi” para describir cierto tipo de mangas. Publica su primera obra, una año más tarde al morir su hermana mayor y mentora.
Ambas mangakas, muy prolíficas en sus obras, crean el acrónico “Yaoi” a finales a de los años ’70 y utilizado en los ’80 para designar aquellas historias de manga y anime que no poseen clímax, no poseen chistes o desenlaces y no tienen sentido. Esta definición nació para designar este tipo de historias simples y no tan complejas como las Shonen-ai.

Antes de su creciente popularidad, las obras de este tipo de género se llamaban “Junio” (ジュネ- del anglicismo June), nombre de una revista que inpirándose en las obras del dramaturgo, ladrón, novelista, prostituto, activista y homosexual francés Jean Genet [1910-1986]. El término cayó en desuso llegado los 90 y es el concepto que conocemos actualmente como “Yaoi”, también utilizado como “801” donde el número ocho se lee “Ya”, el cero se lee “o” y el número uno como la letra “i”.

Diferenciándose el género “Yaoi” (manga y anime de temática homosexual masculina escrito por mujeres y dirigido a ellas) del género “Bara” (manga y anime de temática homosexual masculina escrita por hombres homosexuales y dirgidos a ellos).

Así nacería el “Yaoi” tal como se lo conoce hoy en día.

Primer amor fujoshi: "La balada del viento y los árboles" de Keiko Takemiya
Akiko Hatsu (波津 彬子 Hatsu Akiko) dando una conferencia a fanáticas. Sitio web oficial: http://www003.upp.so-net.ne.jp/namibanpa/index.html .

La llegada de internet. Se consolida la Nación Fujoshi.

Con las llegada de internet, Occidente y Oriente se unieron de otra manera. La publicidad de la información y de las obras relacionadas con la cultura Yaoi-Slash se esparcieron por todo el mundo.

Miguel Clemente Díaz, en la red de revistas científicas  “Redalyc” escribe el resumen de un artículo llamado Violencia y medios de comunicación. La socialización posmoderna.” (2005) en el que expresa cuál es la verdadera importante del Internet hoy:

Los medios de comunicación forman ya parte de la sociedad contemporánea, constituyendo uno de los principales elementos de socialización de los niños y jóvenes, por detrás de la familia y la escuela.

Vale decir, que incluso la escuela ha perdido esta posibilidad socializadora entre sus integrantes. La posmodernidad más actual y vigorosa que nunca, posee valores y características que son comunes a todos en los sujetos que habitamos la red.

Miguel Clemente Díaz resume algo más interesante aún, los valores de nuestra sociedad de consumo posmoderna:

El deseo por las novedades. Se destaca el concepto de ‘neofilia’, caracterizado por la oposición o rechazo a lo que es viejo, lo que implica antigüedad, que corresponde a épocas pasadas, para dar lugar a lo nuevo, o lo mejorado sin necesidad de cambiar la forma de lo que ya existía anteriormente. (agrego: possers, fandoms, gyarus y geeks)

El hedonismo (placer de disponer de lo que deseamos) y el presentismo (idea de presente como momento de vivencias de cualquier tiempo pasado y futuro). (agrego: Fujoshis, lógica de cualquier fandom, ulzzangs, ganguro y gyaru).

Estética. Creación de objetos de consumo acordes con estilos de vida. (agrego: ulzzangs, lolitas, cosplayers, visual kei, kogals, ganjiros, yamanbas, onne/sutoga, kurogals y decoras).


Tecnología y poder. Entendida como tecnología de consumo, incorpora como novedad nuevas formas de presentación tecnológica de los objetos, consecuencia del progreso y del poder (agrego: geeks, gamers, redes sociales, las variables culturales del black metal noruego).

Exaltación del yo. El motor del consumo tiene su base en las necesidades tanto biológicas como psicológicas de cada uno, convirtiéndose así en algo personal, de uno mismo. (Agrego: hikikomoris, sasaengs, fujoshis, otakus).

La capacidad de adquisición de los objetos deseados. Disponer de los productos de consumo mediante el gasto destinado a los mismos, en clara oposición al ahorro, que no es bien aceptado dentro de la sociedad posmoderna. (Agrego: fashionistas, otakus, soshokukeis, toda lógica fandom de compra, pandillas estilo sukeban y bancho mediante el robo/hurto/violencia).

Agregué algunos de los fenómenos más actuales, que incluso dedicamos en esta página virtual. El internet es crucial en este intercambio de ideas, incluso para este informe.

El Yaoi e Internet

El Yaoi ahora podía pulular en todos los ordenadores deseosos de dichas historias. De todas formas, los grandes editores occidentales han comenzado a almacenar mayores cantidades de manga de este género, pese a que no los publiquen inmediatamente y a su vez, expliciten ciertas restricciones (Por ejemplo, lectores mayores 16 e incluso 19).

La creación de sitios con temática Yaoi crecieron a tal punto llegando especialmente en Japón a alimentar una industria en sí misma. Un informe que presentó el “Yano Research Reports” que levanta animenewsnetwork.com y a su vez Wikipedia:

Solamente en el 2008 el mercado Yaoi había recaudado ¥ 12 mil millones (algo así como US$ 118.098.612) y una evaluación del valor del mercado-yaoi-per-se arrojó que en 2009 y 2010 este mercado se cotizaba en  la modesta suma de ¥ 21,300,000,000 (US$ 209.625.036,906 ).

El Yaoi e Internet
La cultura fujoshi sabe disfrutar de los privilegios de la libertad de internet.
Una de las mayores problemáticas que representan las fujoshi es que realizan en sus foros imágenes inéditas sobre anime o manga que no son estrictamente hablando, del género.

Uno de estos detalles es lo que generó que empresas enteras hayan vuelto a diseñar los formatos de sus historias junto con sus mangakas, para que este tipo de público mundial no “contaminara” la historia.

En el mundo del anime y el manga, existen una veintena de estos que son épicos y de culto y que son de género shonen (manga/anime dirigido a niños y hombres), nombrando uno de ellos por ejemplo, “Dragon Ball”.

Las fujoshi aman a su vez este género lleno de acción, sacrificios y amistades masculinas. Los shonen más representativos son nidos de fujoshi que llegan a crear algunas de estas obras inéditas:

El Yaoi e Internet
Los míticos Gokú y Vegeta de “Dragon Ball” y los novatos Naruto y Sasuke. Ambas sagas legendarias del shonen.
El Yaoi e Internet
De los increíbles: “Full Metal Alchemist” y “Shingeki no Kyojin”.
El Yaoi e Internet
Shaka de Virgo, Aoiria de Leo en “Saint Seiya” y Ranma Saotome y Ryoga de “Ranma 1/2”.
El Yaoi e Internet
Los grandes protagonistas de las largas series del momento: “One Piece” y “Fairy Tail”.
El Yaoi e Internet
“Bleach” y “D-Grayman”, todos blancos fujoshi.
El Yaoi e Internet
“Rurouni Kenshin” o mejor conocida como “Samurai X” y la infantil “Hunter x Hunter”.

El Slash e internet

El internet permitió que aquellas historias y parejas creadas en convenciones y en el anonimato, muy difíciles de encontrar, pudieran con mayor libertad ser publicados y visibles: historias escritas (fanfictions), collages de imágenes, dibujos (fanarts), remixes de canciones, videos de edición (AMV) y otros tipos innovaciones.

Con la navegación en internet, el número de curiosos y usuarios del slash aumento de modo exponencial permitiendo que se nuclearan en diferentes sitios web.

Nacen las posibilidades virtuales de los “fandoms” con un dramático incremento, representando a todo tipo de series televisivas, anime, películas, literatura, incluso creaciones ligadas a personas de la vida real, como amistades entre actores, deportistas, intelectuales, artistas.

Algunos de los mayores sitios dedicados a los slash o a la cultura-barra son en base a creaciones populares como por ejemplo:

  • Harry Potter.
  • Supernatural.
  • Doctor Who.
  • X-Files.
  • Batman.
  • X-Men.
  • Piratas del caribe.

Las creaciones slash-fujoshi pueden ir desde “Harry Potter” a los personajes de la serie “Toy Story”, pasar por la mítica banda británica The Beatles o sostener un vínculo incestuoso entre hermanos, como por ejemplo, los gemelos de la banda alemana Tokio Hotel. Algunos curiosos ejemplos:

El Slash e internet
Batman/Robin y Harry/Snape, también se aman para las fujoshi occidentales.
El Slash e internet
Los personajes de la saga “Piratas del Caribe” y dos de la comedia televisiva “The Big Bang Theory.”
El Slash e internet
Ningún vínculo afectivo masculino queda exento de los slash: The Beatles y personajes de Disney de la película “El Dorado”.
El Slash e internet
Los personajes de la serie “Doctor House” y un fanart de estético humor japonés para el “Kirk/Spock”.

Críticas y posiciones a favor de la subcultura Fujoshi-Slash.

Tamañas obras, tanto en lo respectivo a lo visual, sino también a lo escrito ha desprendido todo tipo de posiciones, desde la de escritores a editores a los mismos familiares de las fujoshi.

Anne Rice por ejemplo, se ha contado entre las escritoras más aguerridas con las adaptaciones slash a sus obras, persiguiendo y enjuiciando a sus creadores.

La revista japonesa de manga y anime Shonen Jump, ha hecho explícito su nueva política en 2013 al diario Nippon Keizai Shimbu:

“No queremos más fujoshi. […] Nuestras obras son para un público netamente masculino.”

Por otro lado, entre los usuarios y aficionados de muchas de las series, bandas, películas, manga y anime las reacciones y creaciones fujoshi irritan y generan desprecio que se visualiza en memes, imágenes explicativas al respecto y hasta grabaciones.

Por otro lado, existen las posiciones a favor, que desde los académicos que investigan y teorizan el fenómeno a los mismos escritores o incluso los actores que se ven envueltos en estos romances ficticios.

J.K. Rowling, la creadora de la saga de “Harry Potter” llegó a mostrarse honestamente abierta a las historias escritas por sus fanáticas. Incluso hace algunas semanas reveló que Albus Dumbledore estaba enamorado de Gellert Grindelwald, una suerte de Hitler de la saga; enriqueciendo el fervor de las fujoshi.

Por otra parte, Joanna Russ, escritora, académica y feminista norteamericana dedicó varios ensayos a la temática, especialmente la de la necesidad de que la cultura escrita femenina no se apague en la hegemonía heteronormativa, o como publica el sitio Ángeles Goyanes

“De todas las formas alternativas de escritura difundidas tras el advenimiento de Internet, una de las más interesantes es la slash fan fiction: relatos escritos por mujeres (en torno a un 83% de prolíficas autoras) y dirigidos a otras mujeres, donde se narran las relaciones, vivencias, escenas románticas y prácticas sexuales de parejas masculinas […]”

Y de manera contundente dicen:

El slash es doblemente transgresor. Por un lado porque la mujer, tras escapar de la opresión en la que se la ha mantenido durante siglos, se transforma en sujeto actuante que manifiesta en masa deseos sexuales propios, violando así el arraigado mito de su pasividad frente al sexo, por otro lado, porque utiliza para ello el otro tema que también durante siglos se ha querido ocultar y mantener en secreto: la homosexualidad masculina.” [http://angelesgoyanes.com/relatos-articulos/fanfiction/]

Fujoshi y K-pop

El mundo del k-pop también se rinde a los pies de la Nación Fujoshi que trabaja, escribe y fantasea con mayores ardores ya que los integrantes de las bandas masculinas deben convivir y hasta dormir juntos.

Éstos son filmados, en el marco de una brutal demanda de sus empresas. El k-pop ofrece todo lo que una fujoshi busca, por ejemplo: dificultad del idioma en sus expresiones, contacto permanente entre los miembros que son grabados la mayoría de su tiempo, registro de sus actividades y decisiones, espectáculos de todo tipo, confesiones de vida y entrevistas.

Grandes bandas como Super Junior, Big Bang, EXO, Shinee, DBSK (TVXQ), B.A.P. y otras tantas son objetos de estas creaciones, también alimentadas como estrategias comerciales desde las mismas políticas empresariales, lo que se conoce como “fan service.”

Vale decir, estos artistas “dan servicios a su fandom, simulando situaciones homoeróticas.”
Uno de los “fan-service” más logrados: Jonghyun toma violentamente a Taemin, compañero de su misma banda (Shinee) frente el grito enloquecido de miles de fans en un multitudinario concierto.
Big Bang, EXO, DBSK, Super Junior y B.A.P., entre las bandas más populares para el “pairing” (emparejamiento). Un gracioso gráfico demuestra en qué se centra la vida de una fanática fujoshi y adepta al kpop: música y “Yaoi”.

Todas estas cuestiones se expresan en este video protagonizado por 2PM durante un programa de variedades llamado “Idol Army”. Nótese las expresiones de la misma entrevistadora:

¿Qué quiere una fujoshi? Un acercamiento a ellas.

Desde hace algunos años, un movimiento intelectual se ha animado a teorizar sobre el movimiento “otaku” y sus diferentes subculturas dentro, como por ejemplo: Aguilar, D. (2009); Barrionuevo, J., Belçaguy, M. y Farro, A. (2002) y otros tantos.

La producción es riquísima y estusiasma, pero existe una tesis de grado para acceder al título de psicólogo, que ha colmado mis expectativas y este escrito es el de David Parada Morales y Sonia Uribe Ruiz llamado “Representaciones Sociales en Relación al fenómeno manga – anime en jóvenes Bogotanos que manifiestan haber construido una identidad como Otaku”.

Este artículo es disparador y algunas de sus puntualizaciones nos ayudará a entender el fenómeno.

David Parada Morales, un joven psicólogo de dirección psicoanalítica, colombiano, marca una dirección.

Coincidimos con el autor Luis Sánchez Corral que el manga y el anime implican su éxito en una “captación semiótica”, pero me diferencio a que dicha captación del otaku, usuario del manga y el anime, es en base a un discurso que construye una subjetividad. Introducir una constelación de personajes a la lógica subjetiva de un occidental re-significa el valor de cada anime/manga o personaje cualquiera ha miras del objeto del creador mismos.  Sánchez Corral, había pensado aquella captación semiótica en torno a “un aprendizaje de la violencia a través del lenguaje”.

Pienso en el movimiento otaku como contracultura nacida en el milenario país nipón, cuna de la rigurosidad social, que permite emerger algo de la impotencia de los japoneses. Cuando hablamos de fujoshi, se refuerza la representación social sobre los otaku en Japón, y más sobre ellas:

“El concepto de otaku refiere un carácter despectivo y patológico que ubica al mismo como obsesivo y fetichista”

Hashimoto; 2007

A modo de aclaración, especialmente al círculo colombiano de “Psicoanálisis, Anime y Posmodernidad” liderado por David Parada Morales, no indagaré en la profunda vida de identificaciones de las fujoshi; dejando entreabierto este aspecto a debate y análisis. Evitando agotar a los lectores habituales.

La escena yaoi: dos hombres y una observadora invisible.

La afición fujoshi las clava a ellas sobre lo que sucede en la imagen, en una escena que ellas vuelven a repetir incansablemente: Dos hombres homosexuales, uno pasivo y otro activo; sus juegos eróticos, sus dichos, sus contratiempos, su actividad sexual. Esta escena fascina a las mujeres fujoshi, y en estas imágenes o relatos, algo se tapa, algo se esconde: ¿Qué sentido tendría, que una mujer mirara con amplia satisfacción sexual, una relación íntima entre dos hombres enteramente homosexuales?

Ya Sahovaler de Litvinoff nos ha adelantado:

Las claves de la fascinación de la imagen tiene que ver con su cualidad de ocultar lo que falta. […] La pantalla, hace pantalla allí donde se abre el enigma del enigma del deseo, tapona la angustia de castración. (“El sujeto escondido en la realidad virtual.” 2009)

Ahora bien, por escena entendemos al teatro imaginario y simbólico en el cual el sujeto escenifica su fantasma (para el psicoanálisis, entendido como la naturaleza discursiva e imaginativa de la memoria), que es construido sobre el edificio de lo real.

La escena del fantasma es un espacio virtual que está enmarcado del mismo modo que la escena de una obra de teatro; mientras que el mundo es un lugar más allá del marco.

De aquí la gran cantidad de escritos, fanarts, fanfictions, juegos de rol. Una fujoshi puede escribir, dibujar o planear cualquiera de estas actividades, pero siempre la escena es la misma: Dos hombres amándose, ambivalencia de por medio. 

La cuestión es qué es lo que lleva a una fujoshi escenificar en sus obras o en buscar obras de esta categoría: ¿Qué dramatiza una fujoshi? Deseo.

Del lugar de la fujoshi: invariable observadora.

La escena fujoshi nos guía directamente a la realidad de su fantasma, siempre particular, singular, pero con coincidencias en algunas cuestiones.

Por fantasma en psicoanálisis entendemos una escena que se presenta a la imaginación y que dramatiza un deseo inconsciente. El sujeto desempeña invariablemente un papel en esta escena fantasmatizada, pudiendo ser inconsciente o consciente.

Ahora bien, esta cualidad visual como guión que escenifica el deseo hace hincapié en una función protectora, dice Lacan en su Seminario IV:

“La escena fantasmatizada es una defensa que vela la castración.”

Del lugar de la fujoshi: invariable observadora.
¿Por qué BL y no otro?

Vale decir, el guión que sostiene una fujoshi de sus aficiones, protege y la defiende de la angustia de su propia castración. Dicha castración es entendida como un complejo centrado en la fantasía de castración, la cual aporta una respuesta al enigma que plantea al niño la diferencia anatómica de los sexos (presencia o ausencia de pene).

La estructura y los efectos del complejo de castración son diferentes en el niño y en la niña. El niño teme la castración como realización de una amenaza paterna en respuesta a sus actividades sexuales. En la niña, la ausencia de pene es sentida como un perjuicio sufrido que intenta negar, compensar y reparar.

Por ello, este artículo apunta al fantasma de una fujoshi, la cual se caracteriza por una cualidad fija e inmóvil (la doble posibilidad de posición fujoshi frente al encuentro entre dos hombres: uno más pasivo como observadora, otro más activo como creadora de la misma) que emplea justamente una escena fantasmatizada que vela la falta en el otro, es decir, la castración en los otros que servirán de pivote para la constitución de una “Yo”.

La cuestión parece ser que la fujoshi se encuentra allí en donde existe deseo entre dos hombres, sólo allí; donde no existe un registro de la mujer, sino más bien, de lugares pasivos, femeninos, posiciones de Uke. Siendo el lugar de la fujoshi fijo frente a esta escena, no es un lugar voiyeur (placer de mirar), pese a una nutrida posición escópica, por el contrario, implicaría en el decir Jacques Allain Miller, un lugar de “goce femenino que escapa a la función fálica, siendo eso lo propiamente femenino.”

La pregunta sería: ¿Por qué no existen mujeres en los relatos yaoi? 

Fujoshi: Edipo, Castración y el enigma de lo que desean los otros.

La posición que tomará la fujoshi y su fantasma estarán determinados por las características de sus vivencias infantiles, especialmente Edipo y Castración.

En Psicoanálisis existe dos complejos que sumamente cruciales para dar cuenta de las legalidades culturales en nuestra vida en sociedad. Los complejos de Edipo y Castración serán vitales en la determinación de las características de un sujeto, como también orientarán la vitalidad del deseo humano.

Por complejo de Edipo, y a muy resumidas y pobres cuentas, entendemos al conjunto inconsciente de deseos amorosos y hostiles que el sujeto experimenta en relación con sus progenitores.

El sujeto desea a un progenitor y entra en rivalidad con otro. Al quinto año, el sujeto debe identificarse con su rival. Éste será el complejo nuclear de la neurosis. Destaca por ser una estructura triangular paradigmática que contrasta con las relaciones duales (¿les resuena algo de la escena fujoshi de dos hombres fornicando, una mujer ausente observando?), en la cual sea niño o niña siempre desea a la madre y rivaliza con el padre, sostiene Lacan.

Este complejo habilita el pasaje del plano imaginario al plano simbólico.

Memes Fujoshi-Slash inundan la porción freak de la web.

Por complejo de Castración, complejo que se desencadena al descubrir el niño que no todos poseen pene. De una teoría sexual infantil de “todos tienen pene” tras el encuentro con la diferencia anatómica de los sexos, devendrá otra teoría sexual en las que se sostendrán a duras penas que “las mujeres han sido castradas”.

Determinante en el devenir psíquico junto con el complejo de Edipo, Freud sostenía que este fenómeno es universal. Lacan plantearía más cercano a nuestros tiempos, que la castración es una de las tres faltas de objeto, siendo “la castración un fantasma de la mutilación del pene.”

Ustedes preguntarán: ¿Y qué tiene que ver esto con estotro? Hablamos de dichos complejos, ya que nos manejamos con la hipótesis de que una fujoshi vela la falta con sus producciones y aficiones, con esta escena siempre reiterativa de dos hombres amándose. Al hablar de falta nos dirigimos a dichos complejos mencionados que permitirán que algo falte en el sujeto; la falta causa el surgimiento del deseo y este constituirá el motor del ser en el mundo.

La Mascarada-Fujoshi

El fantasma individual se presenta como una escena, esencialmente visual estructurada en un relato simbólico que ubica y fija al sujeto en función a un otro del cual depende.

Dicha posición determinante en la realidad psíquica es desde donde se intentará detener la interrogación desconcertada acerca de la expectativa del otro. Los mayores conflictos de una fujoshi (amén de los complejos parentales), parecerían ser: 

¿Qué desea un hombre? Y ¿Cómo se ubica una mujer frente al amor de un hombre? (¿Qué es ser una mujer?)

En términos analíticos, la fujoshi es captada semióticamente por el universo Yaoi en cuyo seno reproduce un prototipo de discurso cuyo sentido es postergar el encuentro con el deseo de un otro y sus preguntas nodales, y construye una mascarada (una activa: relatora, creadora, escritora o una pasiva: lectora, observadora, oyente) en el sentido rivieriano, con aspiraciones de metas sexuales inhibidas, vale decir, sublimatorias,  alejan la angustia de castración al punto de cifrarla en una escena que despista.

Aires de fantasías, activa función escópica y calores masturbatorios envuelven y cobijan a una fujoshi de las duras penas que le implica la demanda del otro, poderse ver frente al deseo del otro.

La búsqueda de la escena-yaoi la ubica en el seno mismo de su fantasma individual: volver a recrear-observar los “tiempos felices” en los que “todos poseían pene” y donde sólo la posición femenina, implicaba una posición pasiva; ninguna relación con la madre es posible, la Señora sin Pene, así consiguen evitar la angustia.

La escena-yaoi parece ubicar a la fujoshi en aquel lugar materno, castrada y espía de la diversión entre dos y la representación (siempre de una escena sexual o de seducción) arrima las teorías infantiles de seducción del padre perverso; pese a esto, el punto inmóvil de la escena, parece reflejar el momento anterior a la furia de castración experimentada.

La Mascarada-Fujoshi
Cómo se siente una fujoshi, vía fanart.

En las escenas yaoi se ponen en juego muchas veces situaciones de humillación, poder y dominación, anclando claramente en los dos personajes en situación, una claramente sádico y fálico y otro masoquista y pasivo. Este tipo de escenas hacen referencia a los juegos simbólicos que una fujoshi a atravesado, siendo el desafío dar cuenta con qué rincón de estas escenas o de estos rasgos la fujoshi está identificada ¿Está fuera de escena o está dentro?

En la niñez, ambos padres poseen un talismán del que la niña posee: el pene paterno. De aquí proviene su rabia, pero también su sentimiento de impotencia. Quitándoselo al padre y apropiándoselo adquiere la espada de la pluma, la palabra y la libertad visual. Al mismo tiempo, lo mismo sucede con su madre la cual la ha despojado del pene, la ha destruido, la ha reducido a un estado lamentable de inferioridad y triunfa ahora, pero a escondidas, así construye su famosa mascarada que le sirve para sostener esta “no relación sexual” y apaciguar su goce: ante la angustia de castración se construye un fantasma cuya función es convertir el goce que es mortífero en placer (satisfacción de ser marionetista de penes y traseros masculinos en sus escondites).

Así, esta Marcarada-Fujoshi o Marionetista de Penes y Traseros, vela el vacío post-escena de castración. 

Con perdón de mis amigos feministas o derridianos, la posibilidad de las escenas fujoshi permite confirmar el Imperio del Falo, pero en la medida en la que también existe, como en el decir de Jacques Allain Miller

“un goce femenino que escapa a la función fálica, siendo eso lo propiamente femenino.”

Como explica Oscar Masotta:

“el deseo pertenece al subjuntivo y el goce pertenece al indicativo. […] En cuanto al goce, tiene que ver con las propiedades actuales del objeto: si las condiciones son adecuadas, como yo exijo que sean, gozaré con él.

La condición de una fujoshi sobre su objeto es que sea homosexual y masculino. Menuda ejemplificación de que el objeto en el ser humano, no está predeterminado de antemano.

La primavera fujoshi: rebrote de imaginarios

La posibilidad que ha ofrecido internet en los últimos años, ha permitido como hemos visto y experimentado, tener el contacto con la porción deseada de una realidad u objeto virtual. Las antiguas modalidades de conexión entre usuarias Slash o fujoshi vía correspondencia o presencia en eventos se ha disparado tras la velocidad de las fibras de la web: actualmente la producción es vastísima.

El tabú otaku: Fujoshi y los extraños placeres de una mujer "podrida".
“Como un ejemplo extremo, puedo tomar un tenedor y una cuchara y sacar algunas formas de amor.” (Polaridades de la vida psíquica mediante).

Como sostiene Sahovaler de Litvinoff existimos en una “tendendia a la objetalización de la una sociedad que da prioridad a la práctica y al comsumo, se suma a la presencia de un sujeto más informado y reacio a dejarse llevar por ideales falaces.”

Pese a la existencia de una deep-web en donde se llevarían a cabo los movimientos más certeros en el océano virtual, el sujeto virtual diferencia, discrimina y selecciona con gran velocidad objetos deseados de no los no-deseados.

Algo de la ínfima presencia virtual por persona expresa una ínfima pero activa porción de web: esta ínfima porción nos dirige a deseo o goce. 

“El sujeto actual, con acceso a los medios de información, ya está advertido en relación a ideales engañosos en defensa de los cuales tantas veces se inmoló para luego descubrir que servía a propósitos ajenos”

Los ideales del pasado hoy son investigados con cierto aplomo, al modo en el cual los enanos observaron por primera vez a Gulliver, pese a esto, las libertades parciales que propicia la web (allí donde existen restricciones a la misma, como en varios países) la fujoshi puede encontrar su objeto-yaoi con éxito y deseo, no lo cambia, insiste con él. 

Aquí existe un tema que considero central: la medula espinal de este fenómeno es que manifestándose tan diversas modalidades de placer-o-goce (no son sinónimos) la Nación Fujoshi se rinde a los pies de este tipo de expresiones, dos hombres. Demostrando a su vez el estado de fantasías de un grupo determinado de personas, de sujetos, de mujeres.

El tabú otaku: Fujoshi y los extraños placeres de una mujer "podrida".
La imaginación de una fujoshi.

Insistiendo en los complejos nucleares del psiquismo humano como hemos visto, la anterior autora es contundente en los tiempos actuales:

“la desvalorización de la figura paterna deja al varón titubeante para cumplir con el semblante masculino; la mujer al comprobar que la promesa fálica a partir de la cual esperaba rearmarse se diluye, se suma al pánico. Esto ha llevado a cierto freno en el desarrollo de afectos e ilusiones provocando aislamiento y escepticismo; pero como se sabe, lo pulsional insiste en formularse como expectativa y es la misma falta la que promueve un rebrote de imaginarios.”

Dichos imaginarios se deslumbran con lo que emerge frente a ellas, pero desconociendo que el verdadero resplandor proviene desde dentro, es el propio imaginario lo que le da aquel valor brillante.

La fujoshi japonesa por ejemplo, amén de las millones distancias culturales, es claramente inhibida, tímida, defensiva; algo del temperamento occidental ha podido dar vuelta esta posición frente al propio deseo, pero dichas manifestaciones expresan en sí, una distancia respecto del otro.

Si seguimos buscando por debajo de la piel del fenómeno, encontraremos “cáscara tras cáscara” como sostiene Sahovaler, seguramente a una niña rabiosa que sostiene una máscara creativa; pero también algo de los movimientos actuales nos expresan que “la tecnología puede ser la vía para recuperar una ilusión que apasione.”

Aquí nos detenemos. La creación fujoshi, en imágenes o en palabras son un recurso que intenta tejer algo abierto, algo aterradoramente abierto, algo de lo traumático.

Habíamos notado que la historia fujoshi parece visualizar que durante los complejos nucleares, ésta no ha sido “quien mueve los hilos de los simbólico, ya que los padres han empezado a frasear su lugar” [Lacan. SV. Cap. X]

El tabú otaku: Fujoshi y los extraños placeres de una mujer "podrida".
“Marionetista de cuerpos masculinos”. Muchos hombres otaku se sienten incómodos al ingresar a la Nación Fujoshi, ya que no parecen tener mucho control. En este paralelo, las que guían y dictan son los pensamientos de las fujoshi. A su vez, como una búsqueda salvaje al rasgo homosexual en los hombres.

De aquí la idea de que la mascarada fujoshi funciona al modo de Marionetista de Sunagakure, donde invierte chakra vías sus dedos al muñeco que comanda y dirige, pero dicho muñeco distrae y toma en parte existencia parcial-virtual-imaginaria en un circuito social, pero lo que se esconde es a la verdadera titiritera, la que le da vida a la marioneta-seme, marioneta-uke o marioneta-suke.

El secreto de estas marionetas y lo que la titiritera desconoce, es que su marioneta pone en acto lo que a ella imaginó-que-le-sucedió. Lo vivido, sentido y experimentado, en donde uno no poseía control, hoy es expresado de manera activa vía relato, fanart, fanfiction, juegos de rol, etc. Donde antes fue objeto de los hilos de los otros; hoy es sujeto de los hilos que mueven a los otros.

Algo de lo traumático está puesto en juego en estas escenas, pero la literatura y el arte visual salen a sostener algo que no posee barandas, por ello “la producción simbólica del narrador (agrego: también diseñador)  intenta cerrar la brecha abierta por el trauma de lo irrepresentable, ayuda a poner en palabras una inquietud que no tiene nombre, a llamar al objeto perdido de deseo y designar al sujeto y al otro.”  [Sahovaler de Litvinoff]

Otra visiones al respecto

Frente a la riqueza y desafío teórico desde la psicologías y el psicoanálisis, no se pueden evitar las críticas feministas, derridianas y queer. Ruben H. Ríos en “Michel Foucault y la condición gay” nos alumbra vía el desarrollo de Michel Foucault, acerca de las cadenas discursivas que diferencian:

  • Scientia sexualis: de carácter occidental y que ligado a los desarrollos de Sigmund Freud y el psicoanálisis se fundan sobre el desconocimiento que todo sujeto padece de su deseo sexual, a la vez que forma parte de un hiper-desarrollo de saber que tiene como fin el saber sobre la verdad del sexo y se consolida como una ciencia de la sexualidad.
  • Ars erótica: de carácter oriental (que se ha originado en la antigua China, por ejemplo) donde la proliferación de su discurso no se dedicaría a un conocimiento de la sexualidad sino a generar la intensificación del placer sexual o erótico.

Ésta cuestión me resulta central saliendo del área de comfort de las teorías psicologizantes. Encontrando por ejemplo, una ilustración en la que una mujer china observa a dos jóvenes homosexuales amantes en pleno acto, hace referencia a este trabajo expresado por Foucault y Ríos.

Los antecedentes chinos sobre la homosexualidad masculina datan del 600 a.C. , incluso siendo llamados poéticamente “las pasiones del melocotón”.
El tabú otaku: Fujoshi y los extraños placeres de una mujer "podrida".
Una mujer de espiando a un par de amantes masculinos. ¿Antecedente fujoshi? China, dinastía Qing.

Tenemos los conocimientos de que con la consolidación del Confucionismo, comenzaron a suceder varios registros de aceptación a dichas prácticas, especialmente vía Bian Er Chai (弁 而 釵 / 弁 而 钗) que retrató durante la dinastía Ming todo tipo de relaciones homosexuales definiéndolas como “más agradables” que las heterosexuales, recordando los inicios occidentales griegos.

También Wang Shunu, en la dinastía Liu Song expresó en sus escritos que “la homosexualidad era tan común como la heterosexualidad”. Estos adelantes se modificarían, llegados los siglos 618-907 con la dinastía Tang, que más ligada con los ideales cristianos e islámicos sepultó estas cuestiones para aggionarse al mundo occidental.

El valor de estas pocas notas históricas nos permite dar preguntar: ¿Cuál ha sido el papel de la mujer desde la Antigüedad frente a dicha manifestaciones? ¿Han existido Fujoshi desde siempre? Dejar abierto el interrogante a nuevos trabajos de investigación o artículos. La cuestión abriga la intención de diversificar el lugar de la mujer.

A su vez, emergen nuevas problemáticas: ¿Por qué una fujoshi es considerada”podrida”? ¿Qué no se puede capturar de ellas?

Siendo Japón el mayor exportador junto con EE.UU. de las más divertidas y desopilantes “heces” visuales (desde que los medios audiovisuales lo han permitido) ¿Por qué se las desprecia a ellas? ¿Acaso existe diferencia entre el Hard-Yaoi del porno tradicional? Ocio y estricto sentimiento de comunidad entran en conflicto.

El escándalo de la Fujoshi, la obliga batallar una guerra contra la demanda institucionalizada de la sociedad junto con sus otros posmodernos compañeros de equipo (Otakus, Gamers, Shoshokukeis, NEETs, Hikikomoris, J-Lovers, Cosplayers, K-popers, Lolitas y otros).

El ocio es observado de refilón ya que nada de su producción posibilita el incremento exponencial del PBI regional. Sociedad y subjetividad toman estos colores en la actualidad: una generación que habita la realidad virtual y las actividades ociosas como peces en un océano.

El carácter sui generis de la Fujoshi plantea otro conflicto además de su pasión por el ocio. La figura de la Fujoshi no contribuye a reproducir el dictado del discurso heteronormativo pro-reproductivista y heterosexualista, en el sentido foucaultiano.
La sagacidad de ellas radica en que tampoco descreen o desprecian dichos modelos, sino que, inyectan nuevas cualidades en una práctica legal que siempre ha sido masculina; desde sus escondites y rincones, por cada nueva creación la Fujoshi introduce algo que a todos se les escapa: mueve estándares establecidos.

Sin mucho conflicto entre las diversidades sexuales desde su percepción socio-cultural, se contribuye a incluir nuevas visiones sobre un fenómeno tan íntimo como social: Quién se acuesta con cada quién, quien desea a cada quién.

De allí que las pocas teorizaciones han abogado a que este proceder a permitido abrir nuevos horizontes: la sexualidad femenina, las fantasías de las mismas y su imaginación. Del mismo modo, que se podría pensar la falta de una legalidad que separe a estas madres-incestuosas de sus pequeños objetos-falos.

Desconocemos por dificultades ligadas a las trasmisiones históricas, si han existido en la antigüedad mujeres que han podido reflejar este tipo de prácticas; desconocemos por desgracia cuántas mujeres se han sentido captadas por las ilustraciones homosexuales masculinas (por ejemplo: del Shunta japonés, por la literatura erótica occidental o por las ilustraciones sexuales hindúes).

Posiblemente el fantasma femenino pudo haber experimentado la rabiosa confirmación de su historia constitucional: los hombres y sus falos.

Por otro lado, el carácter ficticio de sus creaciones (fanarts, imágenes eróticas, juegos de rol, literatura erótica, fanfictions, etc.) nos dirigen al imaginario femenino, heredado y vuelto a re-definirse incansablemente.

Éste es el mayor derecho que pese a las legalidades paternales y masculinas, tal vez la mujer no deba perder. La Fujoshi parece representar lo que no es posible de ser atrapado: el silencio explosivo de la imaginación personal.

Tal vez, en estos nuevos tiempos, el polvorín sobre la problematización de la sexualidad femenina vuelva cobrar todo su ardor. Las realizaciones Fujoshi parecen expresar lo íntimamente femenino, aquello que feminiza lo masculino y masculiniza lo femenino al modo en el que cuanto más producen, más hielan la sangre al fantasma masculino acercándolo a su angustia de castración.

Aquí, la primera parte de la película cómica japonesa: “Mi novia es una Fujoshi” [となりの801ちゃん – Tonari no Yaoi-Chan ] para ejemplificar a los que nunca han arribado al fenómeno.

Como sostiene la comediante argentina Malena Pichot: “Antes cinéfila que drogadicta” aplicable a la Sui Generis Nación Fujoshi: Antes fujoshi que drogadictx.

Redacción: Paco Banega | ©2008-2020 XiahPop | Todos los derechos Reservados | All Rights Reserved

Artículo dedicado a Olivia Dinardo, docente de la cátedra de EPIS II (Estructura Psicológica Individual del Sujeto II) UNR Facultad de Psicología, Argentina; a Ariadna Mariatti, docente de la cátedra de Epistemología UNR Facultad de Psicología, Argentina y analista: por transmitirme la pasión por el pensamiento crítico y por el rigor teórico. Y también a mi gran amigo Pablo Maraschio, tras dos años de tu partida y tu derrota frente al cáncer: tu duelo me ha ensañado más que cualquier otra cosa