Kōbō Abe y la siniestra incertidumbre


Kōbō Abe y la siniestra incertidumbre…

Escribir sobre algo que todavía no hemos leído, constituye un desafío particular. La literatura japonesa, es sin dudas, un terreno que muchos de ustedes seguramente no han explorado, pero que una vez en ella, no deja ser una fuente inacabable de satisfacciones.

A través de estas líneas, y de las sucesivas entradas, intentaré acompañarlos en ese camino. No tenemos un mapa definido de autores ni de obras, y usualmente solo nos aventuramos con aquellos que el mainstream ha popularizado (como es el caso de Murakami).

Dada esa situación, ignoramos en nuestra búsqueda a autores clásicos que sin dudas han dejado una marca indeleble en el mundo de las letras. Nos ocuparemos entonces, de los unos y los otros, logrando un fructífero equilibrio.

Conociendo a Kōbō Abe

Con la excusa de la novedad editorial, en esta primera oportunidad, nos tomaremos un tiempo para conocer a Kōbō Abe o al menos, una pequeña parte de su obra. Quizás su nombre no nos suene demasiado, pero podríamos colocarlo en el podio de escritores japoneses celebres junto con sus contemporáneos Yukio Mishima y el premio nobel Kenzaburo Oe.

Nacido en Tokyo en 1924, Abe pasó su infancia y parte de su juventud en Manchuria, a donde fue con su padre, cirujano del ejército, siguiendo la invasión y ocupación japonesa de aquella provincia china. Estudió medicina igual que su padre, pero nunca llegó a practicar, y en cambio se volcó a la literatura. Tras la guerra, se unió a un pequeño grupo literario llamado Yoru no Kai (El grupo de la Noche), cuyo programa apuntaba a la fusión de surrealismo y marxismo. Al poco tiempo ingresaría en el Partido Comunista, del que seria expulsado a principios de los 60.

Esta pequeña reseña de su vida, nos dan algunas pautas de lo que posteriormente será su obra.

Pero estamos acá por un evento particular. Eterna Cadencia ha editado, por primera vez en español, “Los Cuentos Siniestros”, un conjunto de cuentos que abarcan un periodo de diez años dentro de su producción.

En estos relatos encontramos personajes que tienen la particularidad de ser denominados simplemente por medio de una simple inicial. Seres alienados, absurdos, que viven situaciones de iguales características.

“El pánico” , “La muerte ajena” o “El huevo de plomo” son algunas de las historias que podemos encontrar perdidas entre las páginas de este maravilloso libro.

Anna-Kazumi Stahl dice de Abe:

Tan vanguardista en la estética como en la filosofía social, fue precursor en tratar temas que hoy son prioridad: los daños al ecosistema, la ceguera producto de la sobreinformación mediática, el aislamiento corrosivo que vive el individuo en las grandes urbes.”

Nos encontramos entonces frente a un adelantado, a un visionario que a través de su prosa intentó dibujar un mundo que todavía no había llegado, pero que intuía y en el que sus personajes habitaban.

Es tentador entonces, desde esta perspectiva, perderse en medio de estos relatos, y con la complicidad del futuro ya revelado, transitar junto a los personajes, sus secretas miserias.

Adelantar el contenido de estos cuentos, es un pecado que no estoy dispuesto a cometer, por eso los invito a que ustedes lo descubran. No es necesario que sea precisamente con esta obra recientemente editada.

Kōbō Abe es un autor fructífero y cualquiera sea la obra en la que nos interesemos,  lo disfrutaremos. Seguramente nos crucemos con él en futuras oportunidades.