Sumi-e: Japón nos enseña a relajarnos a través de la pintura
Es una de las técnicas de pintura más características de Japón. En el Sumi-e se busca lograr la unión entre mente, cuerpo y espíritu, sin centrarse tanto en la calidad del resultado, más en el proceso.
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Durante la dinastía Tang en China (618 – 907), los monjes budistas crearon una técnica de dibujo monocromático basada exclusivamente en trazos fluidos de tinta china negra. Estos mismos monjes, llevaron la técnica a Japón a mediados del siglo XIV.
Allí, fue bautizada como hoy se la conoce, adquirió una enorme popularidad y pasó a formar parte de la escuela de pintura japonesa.
La palabra “Sumi” significa “tinta” y la palabra “e”, “pintura”, ambas en japonés. Así, su traducción literal sería “pintura con tinta china”.
Principalmente, se busca representar elementos de la naturaleza, como paisajes, o lo que se conoce como “los cuatro caballeros”: el crisantemo, el ciruelo, la orquídea y la caña de bambú. Todo aquello que tenga vida, que transmita vitalidad, puede pintarse utilizando la técnica del Sumi-e.
¿En qué se basa el Sumi-e?
Para esta técnica de pintura, lo importante es el proceso, y no tanto el resultado. No existe presión respecto a la calidad de la obra, el tiempo que lleve, ni a la perfección del dibujo. El objetivo principal es relajar el espíritu, a través de movimientos espontáneos que se realizan con todo el cuerpo, siguiendo los contornos de la figura. La muñeca permanece firme, pero el brazo acompaña los trazos.
El artista debe estar concentrado, plenamente consciente de sus acciones y de su postura, y cómo estas lo ayudan a aclarar la mente, calmar la respiración.
La obra se construye sólo con la tinta y el agua. Así, los detalles y contrastes del dibujo dependen de la cantidad de líquido que se le agregue a la pintura. La cantidad de trazos debe ser mínima, para así poder reflejar los espacios vacíos que existen en la naturaleza.
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Los tesoros del Sumi-e.
Esta técnica de pintura requiere de cuatro materiales indispensables, conocidos como “los cuatro tesoros”:
- Sumi o tinta china: se utiliza en forma de barras sólidas, y deben siempre ser de color negro. Antes de comenzar a pintar, el artista debe frotarlas contra una piedra, y mezclarlas con agua. Es necesario realizar esta preparación, porque este también es un momento de relajación y concentración para el pintor. La tinta y el agua se unen con movimientos circulares, hasta lograr la intensidad deseada, y una textura cremosa.
Actualmente, está permitido utilizar la tinta china ya preparada, aunque muchos pintores prefieren continuar fabricando su propia pintura y aprovechar ese tiempo de reflexión.
- Sakuri o piedra: debe ser rectangular y con propiedades abrasivas, para lograr mezclar la tinta de la mejor manera.
- Kami o papel de arroz: hecho a mano, generalmente también por el artista, como parte de su distensión. Hoy también puede comprarse en lugares especializados.
- Fude o pincel: se utilizan de diferentes grosores y tamaños, siempre de pelo fino, que puede ser de oveja o de tejón. Están disponibles en comercios o en Internet.
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En el Sumi-e no existen las malas pinturas, por eso, resulta ideal para quienes recién se inician en el mundo del arte. Además, puede ser un mimo hacia uno mismo, ya que requiere tiempo y exclusividad, además de concentración, para lograr esa relajación tan deseada, desde la comodidad de nuestro hogar.
Si querés investigar un poco más, o buscar algo de inspiración, podés recurrir a los grandes maestros: Sesshu, Shubun, Eitoku y Tohaku.
Fuente e imágenes: UMAI CHA, Universidad de Palermo, Educabiblia, Wikipedia| Redacción: Carla Bastien | © 2020 Todos los derechos reservados a Xiahpop®