Golosos en San Valentín: Chocolate Nipon + Seúl Oh La La
Quedan algunas horas para que llegue el día más cursi y repimporoteador del año: San Valentín. Como es de público conocimiento, los tortolitos intercambian regalos, caricias y algún que otro beso. Poquito a poco el capitalismo se ha puesto en el medio y un signo de dinero ha aparecido entre los corazones. Como es costumbre en esta sección, nos ocuparemos de esas particularidades que siempre ponen a Japón en la vanguardia, el toque diferente que los hace especiales. Quizá mis compañeras de equipo los pongan al tanto de la faceta tierna del calendario; yo me ocuparé de aquellos que no la pasan tan bien.
Seguro de San Valentín
La costumbre señala que en ese día los muchachos japoneses reciben regalos de sus compañeras, generalmente en forma de algún chocolate especial. Claro está que el amor no toca la puerta de todos los caballeros y para muchos se trata de un día especialmente ideal para revivir su soledad. Las empresas chocolateras venden la mitad de su producción anual en las semanas que rodean a esta fecha, lo que nos da la pauta del calendario chocolatoso que esto representa. Con tanto chocolate yendo de mano en mano, empalagando corazones… ¿Qué pasa con aquellos muchachotes que no reciben ni un bombón? Los nipones piensan en todo y por eso crearon un “Seguro de San Valentin” para evitar la angustia de no recibir nada durante ese día, una solución para evitar la amargura.
El servicio propuesto es muy simple: el tomador del seguro recibirá el 14 de Febrero un paquete repleto de chocolates y un mensaje personalizado especialmente dedicado por la hermosa señorita Reiko. El servicio es muy económico, ya que solo cuesta 500 yenes (5,50 dolares); una ganga para los corazones rotos. Pese a esto, algunos no se deciden sobre que es más triste: la sensación de no recibir nada en un día como ese o tener que pagar a un extraño para que mime nuestra existencia.
El toque dulce de Ladurée en Seul
No es mi idea empañar los festejos así que olvidémonos por un rato de este trago amargo. Volamos a la Península (aunque quizás hagamos escala en algún país europeo). Quiero que me acompañen a comprar el regalo para mi persona especial. Conozco una de sus debilidades y por eso me voy a perder en las calles de Seúl para encontrar esos dulces que tanto le gustan. Siempre es un lindo detalle mimar el estomago de esa personita.
La icónica panadería francesa Ladurée abrió sus puertas en 1862 y, unos 100 años mas tarde, invento ese pequeño dulce formado por dos capas de merengue y un delicioso relleno que los llevaría a la fama: los macarons. Estas pequeñas piezas dulces son consideradas las herederas de la locura de los cupcakes. Cuando Ladurée abrió su primera sucursal en el Upper East de New York, las personas hicieron cola por horas para probar estas pequeñas delicias. Corea del Sur no es la excepción a este fenómeno y en Diciembre pasado se abrió una tienda de la prestigiosa marca en el centro de Seul. Acompáñenme en este viaje virtual a conseguir esa preciada cajita de amor.
Nuestro guía nos recomienda tomar el subte para llegar hasta allí, pues las calles importantes que rodean a Shinsegae (al lado de la terminal de autobuses) están congestionadas gran parte del tiempo. Además tenemos una ventaja extra: el subsuelo del shopping está directamente conectado con la estación de metro, así que ni siquiera es necesario ir de un edificio al otro.
Al llegar allí nos encontraremos con dos tiendas de Ladurée. Muchos confunden el enorme kiosko ubicado en la entrada principal de Shinsegae, pero eso es solo un Ladurée Express, ideal para encontrar en pocos minutos ese bocado que estamos buscando. La tienda principal está ubicada en el centro del enorme shopping, ubicada junto a las tiendas de Jo Malone, Hermès y Cartier, todo esto en el segundo piso de la edificación, en una de las partes más nuevas del centro comercial. Luego de tres minutos de serpenteante paseo por las tiendas nos encontraremos con este paraíso terrenal del macaron.
Las fotos no están permitidas dentro de la tienda (al igual que en la mayoría de los establecimientos comerciales de Shinsegae), pero es inevitable no tentar el flash ante tamañas muestras de dulzura. Quizá algunas tomas desde el exterior son suficientes para alimentar nuestra cámara; siempre es lindo conservar un recuerdo de ese estilo.
Cada uno de los macaron cuesta 3.500 won (3.20 dólares). A partir de las 8 unidades, obtenemos una bonita caja para guardarlos, pero es un poco endeble. Si nuestra idea es hacer un regalo, podemos optar por una bella caja ideal para la ocasión. Tenemos que sumar 6.000 won a nuestro total, pero el empaque vale la pena. El menú de macarons está escrito en francés y coreano, pero los empleados prefieren que ordenemos en coreano, pues están mas acostumbrados. Por ejemplo si queremos ordenar el Cassi Violette lo podemos confundir con L’Incroyable Guimauve Violette, pues uno de ellos no tiene la traducción correcta de “violeta” al coreano. Posemos simplificar este enredo de nombres señalando el dulce que queremos directamente del menú, ya que las imágenes son lo suficientemente graficas como para hacernos entender.
En pocos párrafos pasamos del solitario chocolate nipón a la dulzura del macaron francés en pleno centro de Seul. La vida está repleta de esos contrastes y la idea es que sea esa gran paleta de colores la que domine nuestra rutina. Nuevas experiencias, tonos y sabores. El amor siempre está a la vuelta de la esquina, esperando nuestro llamado. A partir de la próxima línea corren riesgo se someterse a todo mi arsenal de cursilería rococó, es preferible que nos detengamos acá. Me adelanto y les deseo un feliz San Valentín a todos y todas.
Via: Rocket News + Seoulist